Hay películas que quieren asustarte, y luego están las que se quedan contigo. Weapons de Zach Cregger pertenece a esta segunda categoría: un horror que no se limita al escalofrío, sino que te hace reflexionar, te confunde y te obliga a recomponer las piezas incluso después de los créditos finales.
Cregger, tras Barbarian, demuestra que tiene una voz propia en el panorama del horror contemporáneo. Aquí abandona los esquemas clásicos y construye un mosaico narrativo fragmentado y desconcertante, que no lo explica todo pero sugiere — y por eso impacta aún más. Como escribe RogerEbert.com, Weapons tiene la fuerza de "negarse a conectar todos los puntos", y eso lo hace infinitamente más interesante que tanto "elevated horror" predecible.
Entrar a la sala sin saber nada, como sugiere Forbes, es la mejor elección: la película es una experiencia para vivir a ciegas, dejándose llevar por el misterio y una atmósfera tensa que nunca se disipa. Cada secuencia parece tener un subtexto, cada rostro esconde algo.
A nivel visual y sonoro, Weapons es una sinfonía perturbadora: fotografía oscura pero elegante, banda sonora inquietante, montaje que amplifica la incomodidad sin volverse gratuito. Y el elenco, impecable y medido, con interpretaciones que oscilan entre lo cotidiano y lo inquietante.
Como señala Cinemablend, 2025 ha sido un año notable para el horror, pero Weapons logra imponerse como la mejor del grupo: no solo por el miedo que provoca, sino por la inteligencia con la que lo construye. Es una película que no te explica, te desafía. Y, si aceptas, te conquista por completo.