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Roberto Giacomelli
•Stephanie y Ellie son dos chicas americanas de vacaciones en Argentina. Separadas del grupo de ciclistas con el que llegaron a Sudamérica, se aventuran con sus bicicletas en un pueblito del interior de Córdoba, donde deciden pernoctar listas para tomar el primer bus a la mañana siguiente. Debido a la noche de juerga de Ellie, las dos no se despiertan a tiempo para partir y así son obligadas a quedarse un día más en ese país. Decidiendo explorar la zona, se detienen a tomar el sol cerca del río. Tras una pequeña pelea, Stephanie se separa de Ellie, pero cuando vuelve atrás para reconciliarse y regresar al hotel, la chica no encuentra más a su amiga. Ahora Stephanie debe encontrar a Ellie antes de que llegue la noche, de lo contrario hay posibilidad de que se pierda todo rastro de la chica, ya que en esa zona en el pasado algunas mujeres han desaparecido sin hacer más retorno. Entre los últimos ejemplos de esa ola de remakes que desde hace una década ha inundado las producciones de terror estadounidenses y que ahora se está extinguiendo lentamente, en 2010 también hubo el remake de "El monstruo de la carretera rural". La hermosa y desafortunadamente poco recordada película de terror que Robert Fuest dirigió en 1971 llevaba a dos chicas inglesas a divertirse en un aparentemente tranquilo paseo en bicicleta por el campo francés, que pronto se convierte en una pesadilla bajo el sol, entre secuestros, asesinatos, psicópatas locos y la omertà de los indígenas. En el remake, firmado por el debutante Marcos Efron, se cambia la ubicación: ya no el campo francés, sino el interior de Argentina. Quizás porque Francia habría ofrecido un paisaje demasiado de postal y entre viñedos y prados en flor habría parecido poco amenazante, o quizás porque Sudamérica ya es cinematográficamente cercana al peligro y al horror, como lo demuestran "Rovine", "Borderland" y "Turistas", que elegían esos lugares, o incluso porque filmar en Argentina cuesta seguramente menos que en Francia. Más bien es bonito pensar que la elección de Argentina es más filológica y culta, como tierra de "desapariciones excelentes" con la conocida cuestión de los Desaparecidos que manchó la crónica local a finales de los años 70 y principios de los 80. Ninguna referencia explícita a esos eventos, obviamente, pero no puede ser casualidad que el lugar de torturas y desapariciones con fines "políticos" se haya convertido también en la ficción cinematográfica en un terreno de secuestros y tráfico de personas. Al film de Efron, que fácilmente podría haberse acomodado al género de los terrores turísticos chorreantes de sangre que usan el lenguaje del torture porn, se le reconoce el valor de distanciarse por completo de las modas cinematográficas actuales y llevar a la pantalla un film que adopta tiempos y lenguajes cercanos al film de Fuest al que se refiere. Es importante aclarar, pues, que "And Soon the Darkness" no es un verdadero film de terror, no hay sangre y la violencia cede paso a una sensación de misterio e impotencia general, dados principalmente por el ser extranjeros en una tierra extraña de la que no se conocen lugares, personas y apenas el idioma. Esta sensación de misterio se respira eficazmente durante tres cuartos del film, aquellos más fieles a la obra original y la elección de algunas localizaciones parece sin duda acertada, como la ciudad fantasma de Villa del Lago, que es una verdadera ciudad abandonada llamada Epecuén. En 1984 esta ciudad fue completamente inundada por las aguas del lago, para ser luego revelada a principios de los años 2000 cuando el nivel del agua, bajando, hizo emerger los escombros de la ciudad. Luego, cuando los guionistas Marcos Efron y Jennifer Derwingston toman una ruta completamente diferente de la original, la película se debilita y termina por parecerse, en la puesta en escena y temas, a tantas otras películas vistas en los últimos años, de "Turistas", precisamente, a "Shuttle". Interesante la idea de añadir y fundir a la trama principal de las dos turistas también la del personaje misterioso Michael, interpretado por Karl Urban, que proporciona un punto de vista diferente y al mismo tiempo complementario sobre el asunto. Lástima que este fragmento narrativo sea concluido prematuramente y de manera poco significativa, resultando finalmente inútil para la economía narrativa de la película. Excelente la elección de las dos protagonistas femeninas Amber Heard (también productora) y Odette Yustman, que además de innegables cualidades estéticas plenamente valorizadas por el director en más de una escena, también son muy buenas y en perfecta sintonía con los personajes que interpretan. En resumen, "And Soon the Darkness" es una película discreta que funciona durante la mayor parte de su duración, especialmente por una buena atmósfera que traduce funcionalmente la película de la que es remake, salvo mostrarse "homologada" y apresurada en la conclusión.