MC
Marco Castellini
•Al Fondo del Bosque
Cinco jóvenes actores son invitados al castillo por el propietario, un tal Axel de Fersen, para representar el cuento de "Caperucita Roja" (un poco modificado, para ser sinceros) para el cumpleaños del sobrino autista, con quien el hombre vive junto a su guarda de caza y a la criada, que ha ido a visitar a su sobrina enferma. Mientras tanto, en la zona, la policía está persiguiendo a un asesino violador. Una vez terminada la función, los protagonistas son masacrados uno tras otro por un misterioso asesino que lleva la máscara del Lobo Feroz.
Los franceses demuestran una vez más que están a años luz de nosotros: esta "Promenons-nous dans les Bois" (título original, en los EE.UU. se distribuyó como "Deep In The Woods") es una pequeña joya del cine de género, el tipo de película que aquí en Italia ya no se logra hacer.
La historia, en sí, es la clásica del slasher americano, pero lo que sorprende es la realización: en primer lugar, el director juega con los encuadres de manera admirable, creando escenas o incluso fragmentos de gran ambigüedad. De la misma manera, los personajes, que nunca parecen realmente definidos, como dos de las chicas, al principio aparentemente lesbianas, salvo que luego veremos a una de ellas involucrada con uno de los protagonistas masculinos. El aspecto erótico es mucho más presente de lo que se podría pensar, ya que en toda la película flota una aura de tensión sexual latente, tanto heterosexual como homosexual.
En cuanto al aspecto puramente de terror (que es lo que más nos interesa), son indudables las deudas con nuestro Dario Argento, especialmente en el asesinato en el baño lleno de vapor, o en el del prólogo. De la misma manera, se nota la influencia de Raimi en los primeros planos subjetivos de una extraña presencia que deambula por el bosque. Es uno de los puntos poco claros de la trama, ya de por sí no muy clara, porque avanza por sustracción, una elección hecha probablemente para aumentar el nivel de malestar.
No hay escenas realmente violentas, aunque los asesinatos cometidos con clavos neumáticos y fusiles submarinos hacen su efecto: no es en el gore donde se quiere hacer más hincapié.
Faltan también los momentos de sobresalto, ya que la atmósfera está extrañamente amortiguada por la fotografía y las muchas escenas a cámara lenta sin sonido. El punto focal es la tensión que se instaura entre los protagonistas, que lentamente se convierten en pequeños Caperucitas Rojas acosados por un monstruoso Lobo Feroz: la idea de ser catapultados a un cuento moderno negro es más que una impresión, basta con ver el castillo de de Fersen filmado en exteriores con la luna de fondo, y no tardan en venir a la memoria obras maestras como "Suspiria" y "Phenomena". El asesino enmascarado, luego, filmado casi siempre en la oscuridad, es bastante inquietante.
La técnica de Delplanque es notable, y más allá de las referencias mencionadas, logra crearse un estilo bastante personal, posicionando la cámara en ángulos extraños o en puntos inusuales, como el salpicadero de un coche. También son bonitos los zoom en los agujeros de las puertas.
La solución del acertijo no es de las más telegráficas, aunque, por eliminación, es la única posible: citando a Conan Doyle, la explicación inusual es la correcta. El único verdadero defecto, quizá, es el final pirotécnico, que viene directamente de la idea del fuego purificador tan querida por la tradición americana. En definitiva, una película que el aficionado al género no puede permitirse ignorar.
Es un poco risible (si no triste) el hecho de que en Francia haya tenido un gran éxito mientras que en Italia, donde se estrenó tres años después, haya pasado prácticamente desapercibido, con algunas ciudades (como mi ciudad natal Turín) ni siquiera cubiertas: es, desafortunadamente, sintomático de nuestro sistema de distribución el rechazo de cualquier cosa que no venga de América.