DR. RAGE

Michael Dare, durante un encuentro/enfrentamiento con un vagabundo, por un malentendido es condenado a cumplir una pena por agresión en la clínica del Dr. Straun. No tardará mucho en darse cuenta de que solo es un conejillo de indias para los locos experimentos del doctor y de su equipo muy particular, experimentos un poco radicales sobre el control de la ira. El montaje televisivo de esta película, cuya trama recuerda extrañamente a la comedia "Terapia de shock" con Adam Sandler y Jack Nicholson, nos hace entender de inmediato que estamos lidiando con una película Z; los actores de carácter que actúan en esta película desastrosa lo dan todo, pero siempre están por encima de la línea y excesivamente excitados en su actuación. Nuestro Dr. Rage es interpretado por un cojo Andrew Divoff, siempre al borde de un ataque de nervios, ahora esclavo del suero que él mismo creó, y con el que controla sus frecuentes ataques de ira. Un actor que recordamos en el papel del Djinn en los dos primeros capítulos de la serie "Wishmaster". La película comienza y se desarrolla en la previsibilidad más absoluta: un vagabundo ahora dependiente del suero intenta una incursión en la clínica y se encuentra con el habitante monstruoso del sótano, que descubriremos más adelante está estrechamente ligado al Dr. Straun, se intenta algún giro inesperado, con revelaciones que ya se deducen en los primeros minutos de la película, por lo tanto inútiles para el propósito. En cuanto al resto del reparto, el nuevo "Igor", ayudante y factótum del doctor, queriendo dar un tono caricaturesco al personaje, solo caracteriza su lado esquizofrénico, la asistente sexy es la más contenida, el bicho escondido en el sótano, aparte de algunos gruñidos y la actuación en el improbable final, se pierde en los meandros del guión soporífero. El pobre protagonista Michael deambula por la clínica sin rumbo, sufre las inyecciones y se descubre más colérico e irritable que antes, pasa el tiempo siguiendo los extraños movimientos de los asistentes de Straun, está intrigado por los extraños ruidos que provienen del sótano y en cada escena intenta seducir a la doctora que le explica el procedimiento de la cura anti-ira y la filosofía risible de la fundación Straun. Destacar el suero fosforescente que recuerda al del doctor West en "Re-animator", el ridículo aparato para inyectar el suero mencionado a los pacientes, que parece una pesadilla realizada con bricolaje, y algunos efectos splatter, que se limitan al final de la película... un poco poco para una película que se define como de terror. Incluso considerando los evidentes límites de presupuesto y el intento de apostar por el humor para compensar una atmósfera involuntariamente demencial, no se consigue encontrar un solo aspecto positivo en este desastre, cuya visión podría causar verdaderos ataques de ira.