RG
Roberto Giacomelli
•Algunos soldados rumanos sacan a la luz con una explosión la capilla de los Drácula. Un soldado baja intrigado y despierta involuntariamente a Veidt Smit, el sirviente personal del conde Drácula, y a Zoltan, su perro vampiro. Lo primero que necesitan Veidt y Zoltan es un amo al que servir, y así se ponen en busca del último descendiente de Drácula, Michael Drake, que vive en los Estados Unidos con su familia. Llegados a América, Veidt y el perro vampiro intentan acercarse a Drake, que está de acampada con su mujer, sus dos hijos y sus perros.
Conocido en Italia con el título engañoso "Drácula contra zombis", pero reeditado en los años 80 con el título más pertinente y literal "Zoltan - El perro de Drácula", esta película descabellada firmada por Albert Band (padre del conocido Charles Band de Full Moon) es una de esas películas de culto imprescindibles e injustamente infravaloradas.
Cierto, la trama es improbable y hace pensar en una de esas películas basura de risa... en fin, el perro vampiro, con sus colmillos superpuestos y ojos de bombilla, que no es otro que el dóberman del Conde Drácula... cosas así no dejan muchas dudas a la imaginación. Sin embargo, la película no está nada mal, de hecho, me atrevería a decir que se trata de una buena película.
En primer lugar, a pesar de la extravagancia del tema, Band confecciona una película seria que está a medio camino entre la película de vampiros y el beast movie con perros asesinos. Es cierto que algunas caídas inevitables en lo ridículo hay (Veidt que controla mentalmente a Zoltan, el final de sorpresa), pero son aceptables y, en cualquier caso, tratadas con dignidad, sobre todo en relación con las expectativas que uno podría tener sobre el tema principal de la película.
Reggie Nalder, que recordamos por "Con la muerte en los talones" de Hitchcock y "El pájaro de las plumas de cristal" de Argento, tiene la clásica "cara de cine" que consigue comunicar muchísimo incluso sin mover un músculo y, de hecho, su Veidt Smit, sirviente de Drácula, no abre la boca durante toda la película. Nalder, con una mirada intensa y magnética, controla las acciones del perro vampiro y se limita a conducir el carro fúnebre en el que está custodiada la caja de Zoltan. El mismo temible dóberman es una figura bastante lograda, inquietante lo suficiente y agresivo, capaz de dar vida a excelentes escenas dignas de los mejores beast movies con perros asesinos como protagonistas.
Al final, la película se basa en los intentos del perro de atacar a la familia de vacaciones que, instalada en una autocaravana en medio del campo, recuerda mucho a la situación base de la contemporánea "La colina de los horrores" de Wes Craven. Band, que, por otro lado, no era ningún novato, tiene un excelente sentido del ritmo y consigue crear situaciones que transmiten una tensión discreta, como el largo asedio final. "Drácula contra zombis", además, no escatima en escenas cruentas y hay al menos una imagen que no puede sino quedar bien grabada en la mente del espectador, a saber, cuando el cachorro de pastor alemán atacado por Zoltan reaparece vampirizado del suelo donde había sido enterrado, igual que uno de los muchos muertos vivientes de la tradición.
Buen también el resto del reparto que incluye a Michael Pataki ("Rocky IV", "Halloween 4"), más convincente como Drake que como Drácula, y el premio Oscar José Ferrer ("Cyrano de Bergerac") en el papel del inspector Branco.
Recientemente distribuido en DVD por Jubal Classic Video, mi consejo es recuperarlo sin pensarlo mucho: original, divertido y rico en atmósfera de los 70.