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Roberto Giacomelli
•Will Eightenten es un editor de éxito que se acaba de mudar a una nueva casa en un barrio residencial de Nueva Inglaterra junto a su esposa Libby y sus dos hijas. En la casa, comienzan a ocurrir extraños eventos: la hija menor dice haber visto a alguien que la observaba desde la ventana, inquietantes ruidos se suceden noche y día y Will sorprende a un grupo de niños haciendo un extraño ritual en su sótano. Sacudido por estos eventos, el hombre comienza a investigar el pasado de su hogar, descubriendo que el anterior propietario exterminó a su familia antes de ser encerrado en un hospital psiquiátrico. Pero ahora ese hombre ha sido liberado.
Hay que partir de una importante constatación. El director Jim Sheridan, autor de importantes películas como "Mi pie izquierdo" y "En el nombre del padre", además de seis veces nominado al Oscar, ha desautorizado "Dream House". La razón de este resentimiento es que la producción de la película habría intervenido más de lo debido, llevando a importantes cambios de montaje en el producto final y una serie de tomas adicionales realizadas sin el consentimiento del director. Por lo tanto, es legítimo acercarse a la visión de "Dream House" al menos con prevención cuando se tienen premisas de este tipo.
Y de hecho, "Dream House" no es ciertamente la obra maestra que nadie se esperaba, aunque tampoco se trata de ese desastre estrepitoso del que se habla por todas partes. A Sheridan se le ha arrebatado su creación y se ha disociado con razón, pero es innegable reconocer a esta película una pericia de dirección que logra hacer la diferencia y una contribución de parte de buenos actores que valorizan un producto que en el papel es bastante mediocre. Porque, si queremos encontrar lo podrido en "Dream House", hay que buscarlo sobre todo en el guión, o mejor dicho, en lo que el espectador puede percibir como tal después de los diversos retoques postproductivos sufridos.
De hecho, se nota una especie de esquizofrenia de fondo en el guión de "Dream House" que no le hace bien a la película. A la versión de David Loucka se suma la reescritura realizada por el "resolvedor" Ehren Kruger y la película tiene claramente dos almas debido probablemente a dos visiones completamente diferentes de la historia. En la primera parte, la más lograda, hay misterio y tensión hasta un giro predecible pero efectivo que llega a mitad de la película. La segunda parte es plana, aburrida y se adormece en situaciones tan improbables como ya vistas que hacen asimilar la historia de "Dream House" a muchas de las que están en la base de películas televisivas de programación estival. El final, por cierto, tiene un toque de aproximado y apresurado que hace percibir los problemas postproductivos de los que la película ha sido víctima.
Como se decía, "Dream House" se vale de una dirección profesional e inspirada, capaz de exaltar las atmósferas espectrales de la primera mitad de la película y las sugerentes atmósferas nevadas al estilo de "Shining" (y las referencias a la película de Kubrick son numerosas y nunca fortuitas). Excelente el reparto que cuenta con un Daniel Craig absolutamente perfecto para el papel del protagonista perdido y desorientado, acompañado por Rachel Weisz, que interpreta a su esposa, y por Naomi Watts que es la misteriosa vecina. En un papel secundario también está Elias Coetas, mal utilizado, como suele ocurrir con este buen actor.
Costando 50 millones de dólares, "Dream House" solo recaudó en los EE.UU. 35, revelándose también un fracaso en taquilla. En resumen, la operación ha sido fallida en todos los aspectos a pesar del reparto atractivo, demostrando que los problemas de producción han sido realmente percibidos también por el público. "Dream House" es, por lo tanto, un producto de gran clase y con buenas potencialidades que lamentablemente no se han explotado como se debía. El resultado es un thriller con tintes dramáticos que probablemente será olvidado rápidamente por el público de las salas estivales, que suelen buscar escalofríos muy diferentes a los de algunos decorados nevados.