MC
Marco Castellini
•Marte, año 2176: un equipo de fuerzas especiales de la policía debe dirigirse a un puesto avanzado periférico para trasladar al peligroso criminal "Desolación" Williams de la prisión local a la prisión de máxima seguridad de la ciudad de Chryse. Al llegar al lugar, descubren pronto que toda la provincia ha sido invadida por una fuerza misteriosa que ha transformado a los mineros, y a cualquiera que haya entrado en contacto con ellos, en mutantes sanguinarios. La policía y los criminales unen sus fuerzas para escapar de la terrible amenaza. Ausente de las pantallas desde "Vampiros" (1998), John Carpenter regresa con este "Ghosts of Mars" (presentado, fuera de concurso, en el Festival de Cine de Venecia) que representa una especie de suma de las peculiaridades de su cine: la heroína fuerte e "indestructible" (Natasha Henstridge toma el lugar de la Jamie Lee Curtis de "Fog" y "Halloween"), la fuerza alienígena que, escondida detrás de apariencias humanas, está lista para tomar el control sobre la humanidad ("La Cosa", "Ellos viven"), la ambientación de western (muy similar a "Vampiros") con un asedio al fuerte, donde delincuentes y policías unen sus fuerzas para salvar el pellejo ("Distrito 13"). La única novedad está representada por el estilo narrativo: la historia, en efecto, contada a través de una serie de flashbacks, se desarrolla a través de los relatos de los diferentes protagonistas que se entrelazan, algo inusual para una película de Carpenter, director que prefiere una configuración "clásica", centrada en la idea de unidad espacio-temporal. El reparto es de nivel discreto, pero mientras que la idea de confiar en la bella Natasha Henstridge ("Species" y "Species 2") el papel de la heroína-policía parece exitosa, lo mismo no se puede decir de la elección del rapero Ice Cube para el papel del delincuente "Desolación" Williams: caminar y estilo de rapero, gesticulación excesiva y rostro rubicundo no se adaptan a la figura de "terrible criminal" que su personaje debía transmitir. Para los amantes del género no faltan, como en "Vampiros", las secuencias splatter, con miembros y cabezas cortadas por todas partes, mientras que los efectos digitales, probablemente debido al bajo presupuesto disponible, no se demuestran a la altura de las producciones modernas. En definitiva, Carpenter nos regala una película cargada de su estilo inconfundible (con una banda sonora típicamente Carpenteriana) y, en ocasiones, sugerente, pero que quizá, como ya ocurrió con Argento con "No tengo sueño", resulta un poco demasiado autocelebrativa y carente de verdaderos elementos de novedad; bastante lejos de obras maestras como "La Cosa" o "El semilla de la Locura" pero siempre disfrutable, especialmente para los fans del director.