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Emiliano Ranzani
•Lo que debía ser un ejercicio normal en los pantanos de Luisiana se convierte en una pesadilla para un pelotón de la Guardia Nacional (los llamados "guerreros del domingo"), cuando, tras una broma mal tomada, se encuentran acosados por algunos cajunes (una minoría de habla francofona) que, conociendo la zona como la palma de su mano, se divierten sádicamente en una mortífera caza del hombre. Lo que a primera vista (sobre todo por el título) podría parecer una película de acción, es en realidad un thriller al estilo de "Un tranquilo fin de semana de miedo", sostenido por un magistral sentido de la tensión. El amplio pantano donde comienza la película se convierte en un escenario claustrofóbico de pesadilla en el que se mueven los protagonistas, que son todo menos héroes, y sobre los cuales la paranoia no tarda en caer. Los asesinos, luego, son como fantasmas que vemos de cara solo por unos segundos fugaces a la vez. La película no carece de escenas muy violentas, como aquella en la que a un soldado le hacen saltar el cráneo con un disparo de escopeta de caza (el arma utilizada por los asesinos, mucho más realista que cualquier cuchillo o machete), o incluso crueles, como por ejemplo la secuencia de los conejos ahorcados. El sentido de peligro se percibe también cuando, hacia el final, los dos últimos soldados llegan a un pueblo habitado por otros cajunes, donde, mientras la música suena, se ve un cerdo que está siendo desollado, oscuro presagio sobre el futuro de los protagonistas…