Ichi the Killer backdrop
Ichi the Killer poster

ICHI THE KILLER

殺し屋1

2001 JP HMDB
diciembre 22, 2001

Un conocido jefe de la Yakuza (la mafia japonesa) desaparece junto con un botín de 100 millones de yenes. Su mano derecha, el sanguinario y masoquista Kakihara, y el resto del clan, emprenden su búsqueda, ya que no creen que se haya fugado. Para encontrarlo utilizarán todos los métodos que consideren oportunos, ya sea torturando o matando. Así, Kakihara consigue averiguar que lo que pensaban que era una desaparición, es en realidad un asesinato, cometido por un hombre llamado Ichi, un esquizofrénico que cuando pierde el control puede hacer picadillo, literalmente, a cualquiera. Con esto, quiere resarcirse de los traumas de la infancia, aunque lo que consigue es lo contrario. Pero Ichi no esta sólo en esta lucha, le acompañan unos repudiados del clan, destacando a Jijii, que es la cabeza del grupo y quien incita al caos que se organiza.

Directores

Takashi Miike

Reparto

Tadanobu Asano, Nao Ômori, Shinya Tsukamoto, SABU, Paulyn Sun, Susumu Terajima, Shun Sugata, Toru Tezuka, Yoshiki Arizono, Kiyohiko Shibukawa
Horror Azione Crime

RESEÑAS (1)

GG

Giuliano Giacomelli

El jefe de la Yakuza Anjo desaparece sin dejar rastro junto con un millón de yenes. En su búsqueda se pone Kakihara, un loco sádico-masoquista miembro del clan de Anjo, que está convencido de que el jefe ha sido secuestrado por alguna banda rival. Pero en realidad, detrás de todo esto se esconde Jijii, un anciano exjefe de la Yakuza, lleno de resentimientos por haber sido excluido en el pasado del clan, que ha decidido llevar a cabo su venganza poniendo a las bandas unas contra otras con el fin de debilitarlas y derrotarlas. El arma que Jijii usará para su venganza es Ichi, un asesino frustrado psicópata con inauditas capacidades destructivas y con un dramático pasado a sus espaldas. Actúa Tadanobu Asano (Kakihara) en una escena de la película: "Todos nosotros tenemos una parte sádica y una masoquista, pero este... este Ichi parece completamente sádico. Cuánto me gustaría conocerlo." En estas pocas palabras pronunciadas por Kakihara se esconde toda la verdadera esencia de la película, el alma de "Ichi the Killer", película istrionica de Takashi Miike que funde en una sola obra el lenguaje y la crudeza de las películas de gánsteres japonesas al exageración visual, a veces casi paródica, típica de los mangas. Basada en el manga homónimo de Hideo Yamamoto, "Ichi the Killer" es un divertido y divertido mosaico cinematográfico en el que todos los géneros, desde la comedia al horror, conviven y colaboran armónicamente para cumplir un propósito común: realizar una obra sui generis y de sabor épico difícilmente atribuible a un género o a un filón bien preciso. Miike, así, sirviéndose del tema de Yamamoto y en colaboración con Sakichi Satō que lo adapta para la gran pantalla, realiza un admirable pastiche de géneros así como una película inusual y fascinante que juega con el espectador arrastrándolo en un euforico torbellino de goliardia y sadismo extremo. La situación de partida, así como la que sirve de fondo a toda la trama, es fácilmente reconocible en las películas sobre la Yakuza, pero a pesar de eso no nos ahorran frecuentes e violentas incursiones en el género de terror atenuadas posteriormente y/o simultáneamente por sketches ligeros tendentes al cómico o al grotesco. La violencia, tan presente en la película que a veces parece materializarse en el set hasta convertirse en uno de los protagonistas principales y fundamentales para resolver el nudo de la fábula, representa sin duda uno de los aspectos de mayor interés. Miike la utiliza de manera inusual, casi artística se podría decir, la carga hasta llevarla a los excesos más impensables adoptando soluciones que van a golpear directamente el estómago del espectador. Pero es una violencia de doble cara la de "Ichi the Killer", una violencia que no siempre tiene como objetivo impresionar sino que a menudo y voluntariamente quiere divertir al espectador haciéndole reír con una serie de situaciones sádicas y perversas que en otro contexto sin duda habrían chocado. Y así es como, una vez pagada la entrada, el espectador puede disfrutar por completo del macabro carrusel que continúa con cabezas cortadas, cuerpos destrozados verticalmente, miembros cortados o devorados, destripamientos de todo tipo y cuerpos quemados con aceite hirviendo: en resumen, el splatter abunda y fluye sereno desde las primeras escenas para continuar copiosamente hasta la aparición de los créditos finales. Quizás, el aspecto que más puede perturbar (por no decir molestar) en "Ichi the Killer" es el lado profundamente misógino que reviste buena parte de las escenas de la película: la mujer es representada insistentemente como un simple objeto del deseo sexual (no es casualidad que los pocos personajes femeninos que aparecen sean prostitutas) sin personalidad o valor efectivo dentro de la sociedad y útil únicamente para satisfacer el creciente e irrefrenable impulso sexual del hombre. Un elemento adicional de interés en el análisis de "Ichi the Killer" es sin duda la sexualidad, vaciada aquí de cualquier significado religioso y procreativo para ser abandonada completamente a la esfera libidinosa en la que, para estar constantemente en busca del mero placer físico, el individuo no tarda en aventurarse en prácticas perversas y a menudo ambiguas. No hay personaje, en la película de Miike, que sepa hacer un uso "adecuado" del acto sexual: el jefe Anjo para alcanzar el placer no puede evitar maltratar a sangre antes del acto a las prostitutas que trabajan para él así como afirmar su virilidad; Kakihara es esclavo del masoquismo y está ligado a su jefe por un ambiguo vínculo sexual hecho de dolor y placer; Ichi, en cambio, es simplemente un frustrado incapaz de afirmar su sexualidad y capaz de excitarse únicamente ante escenas de violencia carnal. Todos personajes moralmente condenables, los que desfilan en "Ichi the Killer", no existen buenos y malos en la obra de Miike sino solo personajes que actúan en virtud de sus vicios y de sus intereses. Los personajes que desfilan en la escena son muchos, quizás demasiados, y por lo tanto no todos logran recibir el espacio justo en el tiempo concedido. Pero Miike no parece interesado en mirar las vicisitudes de todos sus personajes, algunos de los cuales parecen descuidados intencionalmente, sino solo a unos pocos. A destacar en la escena es principalmente el sádico-masoquista Kakihara, carismático miembro de la Yakuza, que gracias a un fascinante look grotesco (cicatrices en todo el rostro y dos piercings en los extremos de la boca indispensables para mantener unida la mandíbula vistos los dos cortes no cicatrizables en las mejillas) y la espléndida interpretación del característico Tadanobu Asano logra robar la escena durante toda la duración de la película a cualquier otro personaje, incluso al mismo Ichi que es representado como una simple máquina de guerra manipulada por Jijii (interpretado por el director Shinya Tsukamoto) e incapaz de alcanzar una verdadera evolución durante el curso de la película. Única nota dolorosa que grava sobre esta inmensa obra de Miike es el uso a veces excesivo y a veces inapropiado de una computación gráfica que a los ojos del espectador de hoy podría parecer excesivamente tosca y anticuada. No hay mucho más que decir, "Ichi the Killer" además de ser un elemento fundamental en la filmografía de uno de los autores más interesantes entre los procedentes del Occidente como Takashi Miike es una visión obligatoria para todos los amantes de ese cine extremo, capaz de atreverse y no sumiso a las leyes del mercado. No para todos los paladares.