EL INNOMBRABLE

Nueva Inglaterra, época colonial: en una vieja casa, un hechicero, después de haber ocultado durante años un horrible secreto, muere en circunstancias misteriosas. Años 80, cerca de Arkham: un simpático grupo de tres estudiantes de la Universidad Miskatonic, en un cementerio, se divierten intentando asustarse mutuamente contándose episodios escalofriantes, ocurridos en la siniestra villa, sellada desde hace siglos. A pesar de las bromas, uno de ellos, Randolph Carter, está convencido de que en aquella antigua morada se esconde algo de "innombrable". Naturalmente, sus compañeros no creen en esas tonterías, y obviamente, la mejor prueba de virilidad para no quedar mal frente al sexo opuesto es pasar una noche en la casa abandonada. En 1923, el maestro del horror H.P. Lovecraft escribió un breve pero admirable relato titulado "Unnamable" (innombrable), relacionado con uno de sus temas favoritos: las antiguas villas coloniales de Providence, deshabitadas durante mucho tiempo, con su arquitectura severa y, en ocasiones, amenazante. Desafortunadamente, como todos los aficionados al escritor saben, las adaptaciones cinematográficas de las obras de Lovecraft son singularmente raras, y normalmente se trata de producciones de bajo presupuesto. En este desierto de celuloide, la película de Ouellette es, sin duda, un coloso, pero, al igual que las pocas otras películas lovecraftianas, "La criatura" falla en el intento de recrear plenamente la atmósfera onírica y inquietante que impregna las páginas de los relatos del "Solitario de Providence". A pesar de esto, hay que señalar, sin duda, las cualidades de la película, que logra fusionar dos géneros aparentemente lejanos, como un relato de los más góticos, en un estilo casi "poeiano" de HPL, con el horror juvenil de los años 80, basado en parejas de adolescentes en celo, que son invariablemente eliminados por el monstruo de turno al consumar su relación. La película ofrece momentos de verdadero terror en las repentinas apariciones de la criatura, por cierto, con un aspecto sin duda acertado, y en los diversos asesinatos en los que la sangre y los desmembramientos no son en absoluto escatimados. De hecho, esta es la mayor divergencia entre el relato y la película: mientras que el primero es, en esencia, una historia onírica basada en vagos recuerdos de la mansión embrujada por algo inimaginable, Ouellette va mucho más allá de esto: los personajes deciden entrar en persona, por una estúpida apuesta, en la lúgubre morada, recibiendo una horrible pero real prueba de la existencia del "innombrable", considerado un mal implacable. Como ya se mencionó, el guión y la dirección de la película resultan bien concebidos y muchos detalles demuestran un excelente conocimiento de la obra del escritor, como la elección del nombre del protagonista (Randolph Carter, protagonista de muchas historias de Lovecraft, así como su alter ego "irónico"), o de la ya mencionada Universidad Miskatonic y la presencia del Necronomicon (ninguno de estos elementos está presente en el relato corto, pero son tomados prestados del universo lovecraftiano y usados sabiamente), pero, por otro lado, la película también tiene sus limitaciones, en particular, el reparto no es muy brillante, entre los que se encuentran: Charles King, Mark Stephenson y Alexandra Durrell, todos muy limitados en sus roles estereotipados de nerds, adolescentes gritones. Desafortunadamente, desde este punto de vista, "La criatura" se revela "solo" un buen teenage horror de su época, como "Scuola di terrore", y muchos otros. También es interesante recordar que "La criatura" tuvo una secuela en 1993, todavía dirigida por Ouellette, titulada "Unnmable 2 - La declaración de Randholph Carter"; también basada en un relato de Lovecraft de 1919, por lo tanto, escrito antes de "Lo innombrable", perteneciente siempre al "ciclo de Randolph Carter" (a través de las puertas de las llaves de plata, en busca del misterioso Kadath...), pero sin ningún vínculo con el posterior "Unnamable". En conclusión, "La criatura" será una película sin duda apreciada por los conocedores de la obra de HPL, a pesar de su tono vagamente aventurero y desenfadado, pero a algunos podría parecerles demasiado simple o predecible, a veces ya visto. Curiosidad: en el relato "Lo innombrable", el autor se inspiró en una de sus verdaderas costumbres, los paseos nocturnos en compañía de amigos por los antiguos cementerios de Nueva Inglaterra.