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LE AMANTI DEL MOSTRO

1974 IT HMDB
abril 28, 1974

Directores

Sergio Garrone

Reparto

Klaus Kinski, Katia Christine, Marzia Damon, Stella Calderoni, Romano De Gironcoli, Alessandro Perrella, Carla Mancini, Luigi Bevilacqua, Bruno Ariè, Osiride Pevarello
Horror

RESEÑAS (1)

RG

Roberto Giacomelli

El doctor Alex Nijinski se muda con su esposa Ann a la mansión del padre de ella. En los sótanos del edificio, el doctor descubre el laboratorio del antiguo propietario, un científico que estudiaba para descubrir los secretos de la vida más allá de la muerte. Al leer el diario del hombre, Alex es víctima de raptos homicidas que lo transforman en un psicópata que comienza a cosechar víctimas en los campos circundantes de la mansión. Es realmente un desastre lo que Sergio Garrone dirigió en 1974 en concomitancia con "La mano que alimenta la muerte". Si este último era un discreto gótico al estilo de "Eyes Without a Face", lleno de gore y erotismo – como la tradición local de la época requería –, "Las amantes del monstruo" es, en cambio, un desconcertante y poco inspirado pastel de chatarra que quiere ser una revisión de "El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde" pero termina pareciéndose más a una versión gótica y aburrida de "La cruz de las siete piedras". El defecto que está en la base de "Las amantes del monstruo" es la ausencia de una verdadera idea, lo que se intuye de la farragosa construcción narrativa de la película que inicialmente presenta una historia que va de un lado a otro para convertirse luego en una secuencia estática y repetitiva de situaciones ridículas. Al principio, Garrone parece querer adentrarse en los territorios de Frankenstein, con el descubrimiento de un laboratorio donde se realizaban experimentos sobre la creación de la vida y muchas máquinas que enviaban descargas eléctricas; luego, de repente y sin una verdadera razón – no se proporciona ni una explicación mínimamente plausible y todo parece muy improbable –, la historia gira hacia la novela de Stevenson antes mencionada, con un Klaus Kinski que saca su segunda personalidad y se transforma de vez en cuando en una bestia asesina. Si el desarrollo narrativo carece de coherencia y la suspensión de la incredulidad se niega a hacer su parte, al menos es apreciable el intento de crear un paralelismo entre la represión caracterial del hombre, un noble adquirido celoso de su bella esposa pero sexualmente impotente, y su personalidad sin inhibiciones que se manifiesta violentamente. Lástima que la idea sea, de todos modos, trillada y marginal en el desarrollo de la trama. Numerosas son las escenas de ridículo involuntario, que a menudo tienen como protagonistas a multitudes furiosas de campesinos listos para linchar a pobres ladrones de gallinas y un Klaus Kinski con los ojos desorbitados que golpea a sus víctimas con judo. La pobreza de toda la operación es evidente en cada fotograma, entre escenografías recicladas de alguna película western (?) y interiores que deberían ser góticos pero son los de una villa despojada alquilada en el extranjero por pocos dineros. Ni siquiera los componentes explotativos logran salvar esta película de la reprobación, ya que la violencia típica de estas producciones italianas de los años 70 está aquí completamente ausente y las escenas picantes que eran otra marca de fábrica se ven gota a gota y son, además, todas mal filmadas. Klaus Kinski hace lo de siempre y sobre él, por cierto, no se puede mover crítica, salvo la de haber aceptado participar en una película tan desvencijada. Completan el elenco una Katia Christine ("La víctima designada"; "La mano que alimenta la muerte") irrelevante y un insoportable Ayhan Isik ("La mano que alimenta la muerte") en el papel del doctor Igor, rival en el amor del protagonista. En resumen, "Las amantes del monstruo" es un mal ejemplo de cine de género al estilo italiano: sin ideas, sin medios y hasta aburrido en su esterilidad cíclica de situaciones. Garrone, que además de la dirección firma también el guion, rodó esta película simultáneamente con "La mano que alimenta la muerte", de la cual reutilizó gran parte del reparto y las mismas locaciones, pero según los resultados tan distintos alcanzados por ambas obras, casi cuesta creer que haya la misma mano detrás.