VD
Vincenzo de Divitiis
•Andy y Terry, dos hermanos sin trabajo y huérfanos desde la infancia, deciden ayudar a su abuelo, al que están muy unidos, organizando un atraco a un banco para encontrar los fondos necesarios para salvar el asilo donde se encuentra el anciano. Habiendo logrado la empresa gracias a la ayuda de su prima y de otros dos delincuentes del barrio, al salir del edificio, la improvisada banda se encuentra frente a una situación trágica: la zona este de Londres, de hecho, ha sido infectada por un virus que ha convertido a todos los habitantes en zombis. Los protagonistas, después de refugiarse un momento en un almacén, deciden dirigirse hacia la residencia de ancianos para salvar al abuelo y a sus compañeros de estancia.
Aquella entre las películas de zombis y la comedia podría definirse sin ninguna duda como la historia de un vínculo casi imposible, al menos en apariencia. Dos géneros cinematográficos que, opuestos en forma y contenido, siempre se han guiñado el ojo con las figuras de los muertos vivientes convertidos en fáciles blancos de ironías y secuencias de fuerte contenido paródico.
Una mezcla que ha ido en aumento y que se ha revelado ganadora en los últimos años con obras que han sabido unir el gusto por las imágenes splatter a sketches hilarantes, logrando así conquistarse un público amplio y ya no confinado en la misma nicho. Un nuevo curso, enriquecido por títulos que se han convertido en cultos como "Bienvenidos a Zombieland" de Ruben Fleischer y "Shaun of the Dead" de Edgar Wright, al cual ha querido unirse el director alemán Matthias Hoene. Su primera película "Cockneys vs Zombies", de hecho, destaca por la capacidad de divertir y concentrar en su interior chistes ingeniosos al estilo del humor británico y litros de sangre. En resumen, hay algo para todos los gustos.
Lo que más impresiona de Hoene es la habilidad para crear una trama en absoluto original pero ciertamente bien concebida y con buen ritmo, un mérito que no debe subestimarse, dada la difícil tarea de llevar adelante una estructura con dos episodios que se mueven en paralelo antes de reunirse en la parte final. Más allá de estas cualidades indiscutibles, la historia se destaca por una ligera vena social con el autor que se detiene a fotografiar una Londres diferente de la que el espectador medio está acostumbrado a ver en la gran pantalla, es decir, la de la clase proletaria. No vemos, por lo tanto, imágenes de postal y los monumentos típicos de la capital inglesa, sino que la cámara se detiene en panorámicas de calles destartaladas y fábricas cuyos humos hacen aún más gris el típico cielo sombrío de la ciudad. Un escenario apocalíptico en el que se mueven los personajes que resultan bien caracterizados y adecuados al tono caricaturesco de la historia. Entre ellos, destacan las figuras de Andy y Terry, interpretadas a la perfección por Harry Treadaway y Rasmus Hardiker, que encarnan plenamente el clásico dúo cómico formado por dos perfectos torpes e incompetentes.
"Cockneys vs Zombies", en conclusión, es una película de serie B agradable capaz de ofrecer una hora y media de despreocupación sin por ello desdeñar escenas splatter en las que emerge una discreta precisión en la realización del maquillaje de los zombis.