VD
Vincenzo de Divitiis
•Minnesota, 1990. Un desagradable caso de violencia sexual doméstica contra la joven Angela Gray sacude un tranquilo pueblo de campo, ya en medio de una psicosis colectiva tras la difusión del fenómeno de las sectas satánicas y todo lo que conlleva, desde misas negras hasta sacrificios humanos. El detective Bruce Kenner sigue el caso y no tiene que hacer muchos esfuerzos para descubrir al culpable, ya que el crimen es inmediatamente autoacusado por John Gray, el padre de la chica, cuyos recuerdos parecen confusos y poco claros para una investigación exhaustiva y completa. Para intentar ordenar los hechos, Kenner decide recurrir al consejo del Dr. Raines, un psicólogo que utiliza el método de la regresión para hacer resurgir los recuerdos ocultos en la mente del acusado. Las sesiones se llevan a cabo con éxito, los resultados parecen satisfactorios, pero las verdades que salen a la luz son más crudas y aterradoras de lo esperado, y quien sufre las consecuencias es el propio detective, cuya mente se convierte en presa de pesadillas y visiones que le nublan la razón.
El thriller ha encontrado siempre un terreno fértil en la psicología, en la dimensión onírica y en las capacidades de clarividencia de los protagonistas, utilizándolos como herramienta narrativa compleja de desarrollar, pero muy valiosa para hacer la historia lo más cautivadora posible. Lo sabemos bien en Italia, donde el "spaghetti thriller" veía en la memoria un medio para recordar y descubrir un detalle decisivo para resolver el misterio, y lo saben bien también muchos autores extranjeros que han aprendido esta lección para reelaborarla a su manera, adaptándola a los gustos del público contemporáneo y mezclándola con otras influencias, principalmente de Estados Unidos.
Entre estos, un lugar destacado ha sabido ganarse el cineasta español Alejandro Amenábar, que los más recordarán por esa joya que es "The Others", pero que en el género ya se había destacado con los brillantes "Tesis" y "Abre los ojos". Tras una breve inmersión en el drama con "Mare Dentro" (película que lo consagró con la victoria de un Oscar) y "Agora", Amenábar vuelve a su viejo amor con su última obra titulada "Regression". Es un intento, solo parcialmente exitoso, de mezclar las atmósferas de thriller con las del horror de estampación demoníaca con la intención de dar a la película un aspecto oscuro y, al mismo tiempo, arrastrar al espectador a una historia en la que lo que domina es el delirio psicológico de los personajes y la distorsión continua de la realidad de los hechos.
Como se desprende del título, la intención del director es volver a los orígenes y a sus anteriores thrillers en los que cada detalle tenía una importancia específica y, sobre todo en la segunda película, resultaba difícil tanto para el espectador como para los protagonistas distinguir lo que era real de lo que solo era un sueño o una simple visión.
Para alcanzar este objetivo, el guión, escrito por el propio Amenábar, se centra con razón en el detective Kenner, mostrándonos una figura que, aunque fuerte en apariencia, es débil en el ánimo y fácil presa de tentaciones y manipulaciones por parte del Demonio, que, a diferencia de muchas otras películas en las que es una presencia tangible, actúa en la sombra, erosionando las certezas del protagonista a través de los relatos de Angela y las señales procedentes de los medios de comunicación. Eficaces, en esta dirección, son las secuencias en las que el hombre manifiesta manías de asedio en la calle o las del sueño en el que encuentra un desahogo para su morbosa atracción hacia la joven Angela. Desafortunadamente, sin embargo, este admirable y bien concebido dispositivo se derrumba miserablemente en el momento en que decide tomar una decisión decidida de estampación policial y de giallo, diezmada por algunos agujeros de más en el guión y un giro final ampliamente predecible y bastante forzado.
Los mejores resultados se obtienen cuando lo que domina es el alma más estrictamente de horror de la historia, y es aquí donde la dirección parece más segura y capaz de crear atmósferas tenebrosas, como demuestra la secuencia realmente bien lograda en la que Kenner, escuchando las grabaciones de los testimonios de Angela, se adentra en una vieja choza envuelta en la oscuridad en la que la suspensión entre la realidad y la imaginación se convierte en el expediente principal para infundir miedo. También hay que destacar los maquillajes cuidadosamente elaborados de los miembros de la secta, cuyos rostros desfigurados y de brujería los envuelven adecuadamente en una dimensión sobrenatural muy eficaz en las escenas del sacrificio del recién nacido y del perturbador abrazo con la mujer encapuchada de rojo.
De nivel absoluto, el reparto compuesto por dos estrellas del panorama internacional como Emma Watson y Ethan Hawke, ambos muy buenos y perfectamente encajados en sus papeles, a los que se unen actores experimentados y capaces de mantener bien la escena, entre ellos un David Thewlis en el papel del psicólogo que puede considerarse un personaje fundamental para el desarrollo de la historia.
"Regression", en conclusión, no es ciertamente una gran película ni una de las mejores de Amenábar, pero es, sin embargo, un buen producto escrito y dirigido con maestría, al que, sin embargo, le falta ese algo más para dar el salto de calidad definitivo.