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Roberto Giacomelli
•Después de que el T-Virus escapara del control de la Umbrella Corporation, el contagio se extendió más allá de los muros de Raccoon City y devastó a toda la humanidad. El planeta Tierra ahora es un árido desierto donde los pocos supervivientes están en constante movimiento para escapar del hambre de los muertos vivientes generados por el T-Virus. Mientras tanto, los responsables de Umbrella continúan sus experimentos en un puesto avanzado subterráneo y su misión ahora es encontrar una cura para el virus que ellos mismos desataron. Parece que la cura está escondida en el ADN de Alice, una de las criaturas más complejas que escaparon del control de los científicos.
La película comienza con un sentimiento de déjà-vu: Alice se despierta desnuda en la ducha de una casa en el bosque cerca de Raccoon City y, después de ponerse un vestido de noche rojo encontrado en la cama, sale a explorar la mansión. Pero es un falso comienzo. Alice muere y su cadáver es apilado en un montón de otras Alice sin vida, clones.
El déjà-vu es un poco el punto focal alrededor del cual gira el tercer capítulo de la saga cinematográfica "Resident Evil", la marca nacida de una famosa saga de videojuegos de Capcom y que luego llegó al cine en 2002 con la ahora cult firmada por Paul Anderson. Se mencionaba el déjà-vu, una característica intrínseca de este "Resident Evil: Extinction", porque si se comienza citando precisamente la primera película de la saga, se continúa con una secuencia en la que Alice es perseguida por un grupo de rednecks del desierto que recuerdan a los caníbales de las colinas cravenianas, luego se pasa a "Los Pájaros" hitchcockianos en una hermosa escena en la que son protagonistas una multitud de cuervos, al "Día de los muertos vivientes" romeriano, con tanto de zombi inteligente que sabe utilizar objetos tecnológicos. Se pueden ver ecos de "El Planeta de los Simios", gracias a una estatua de la libertad sumergida en la arena, y el ya citado "Pesadilla en la ciudad contaminada" en la escena del ataque de los zombis a Las Vegas. "Resident Evil: Extinction" aparece entonces al espectador experto como un caldero en el que se mezclan ingredientes provenientes de gran parte del cine de género de los últimos 30-40 años. Y sin embargo, en su simplicidad, la película funciona, de hecho, se puede considerar un éxito.
Queda claro que "Resident Evil: Extinction", al igual que sus dos predecesores, no tiene realmente nada que ver con el prototipo de videojuego (excepto los nombres de algunos personajes),
pero aquí se intenta resolver muchos de los problemas que se encontraron en el anterior "Resident Evil: Apocalypse", comenzando por la dirección y el montaje desordenados y la dosis demasiado baja de terror, sacrificada en favor de la acción ruidosa. En este tercer episodio, la dirección pasa al veterano Russell Mulcahy ("Razorback-Oltre l'urlo del demonio"; "Highlander - L'ultimo immortale"; "Resurrection"), que logra gestionar óptimamente los espacios y el ritmo, haciendo que la película sea muy fluida y fascinante en su ambientación (gracias principalmente al escenógrafo Eugenio Caballero). La acción, aunque constantemente presente, no asume esas molestas facetas de película de acción de serie B, concediendo en cambio mucho espacio al terror puro, basado en sangrientos combates con los muertos vivientes, con los perros zombis y con un monstruoso jefe final que recuerda mucho al monstruo del "Resident Evil 2" para consolas.
El guion está escrito por Paul Anderson y, desafortunadamente, aparte de las continuas referencias al imaginario cinematográfico de género, ofrece muy poco de apetitoso debido a personajes demasiado efímeros y una falta de solidez generada por un final abierto más. El reparto incluye, además de la veterana y siempre convincente Milla Jovovich en el papel de Alice, muchos de los supervivientes de la película anterior, más un grupo de nuevas incorporaciones lideradas por Ali Larter ("El misterio de la casa en la colina"; "Destino final") en el papel de Claire Redfield, un personaje querido por los jugadores.
En resumen, "Resident Evil: Extinction", aunque no logra igualar la buena película dirigida por Anderson en 2002, sigue siendo una secuela válida (claramente superior a "Resident Evil: Apocalypse"), que tiene su punto fuerte en una ambientación fascinante y en el coraje de querer experimentar un enfoque muy diferente a la saga. Algunas secuencias son excelentes, pero el guion es muy débil.
Adecuado para una hora y media de puro entretenimiento.