SUSPIRIA

Susy Benner, una joven estudiante estadounidense, se traslada a Friburgo (en Alemania) para asistir a la academia de danza más famosa de Europa. Una vez que deja el aeropuerto, se encuentra en el centro de extraños y inquietantes acontecimientos, así como de una serie de brutales asesinatos que provocarán la desaparición de algunos personajes de la academia. ¿Es obra de un asesino loco o es algo que va más allá de la imaginación humana? ¿Logrará la pobre Susy descubrir el secreto de esta mansión maldita y salvarse, o será ya demasiado tarde? Helena Markos la está esperando... Con esta película, Argento pasa del thriller de "Profondo Rosso" al fantástico puro. Al inicio de la película, el espectador creerá estar ante el "clásico" misterio de Argento, dado el increíble comienzo que tiene como protagonistas a dos mujeres asesinadas por un misterioso individuo del que solo vemos la mano, pero las apariencias engañan... En su estreno, la película fue muy apreciada en el extranjero, mientras que en Italia fue bastante ignorada y reevaluada solo posteriormente. Desde el punto de vista de la dirección, no hay nada que reprochar: no hay una sola toma igual a otra. Argento lo tomó como un desafío y lo logró con gran éxito. La fotografía es de las que impresionan: con el uso del Technicolor, el "Darione" nacional (con la ayuda de Luciano Tovoli) logra ofrecernos imágenes únicas, aún más irreales y aterradoras gracias a la combinación de los colores rojo, verde y azul, que sugieren las atmósferas de un cuento oscuro. De hecho, los cuentos en los que Dario Argento y Daria Nicolodi (co-guionista) se inspiraron para realizar esta película son "Blancanieves y los siete enanitos", "Barba Azul" y "Hansel y Gretel". Los efectos especiales, como era habitual en la época, fueron concebidos artesanalmente y filmados todos en directo. El guion, en cambio, no es excelente, pero resulta fluido. Único defecto: el final (donde falta el giro inesperado que todos esperan), que deja un sabor un poco amargo. Sin embargo, la verdadera fuerza de la película no reside en la trama, sino en la ambientación y la brutalidad de los asesinatos. Todas las muertes son pequeñas obras maestras por sí solas, especialmente el primer asesinato, en el que dos chicas son ferozmente asesinadas de un solo golpe. Según muchos, esta escena es una de las más bellas que el género de terror nos haya regalado. ¿Qué decir de la banda sonora magistral, una vez más firmada por los Goblin? La música compuesta para esta película resulta acertada y más insistente que nunca, tanto que puede definirse como una obra maestra dentro de otra obra maestra. La ambientación, los colores vivos y surrealistas están en perfecta simbiosis con el sonido, que no hace más que aumentar el nivel de tensión a lo largo de toda la película: ¡pocos son los momentos de tregua para nuestros nervios! En el papel de la protagonista encontramos a una inspirada Jessica Harper, que logra sumergirse extraordinariamente en el papel de "Blancanieves" en este cuento oscuro. También son excelentes las actuaciones de Alida Valli (en el papel de la profesora) y Joan Bennet (en el papel de la subdirectora). Originalmente, la película debía tener como protagonistas a niñas, pero debido a fuerzas mayores, Argento tuvo que renunciar a su proyecto contratando a jóvenes chicas. Sin embargo, los espectadores más atentos no pasarán por alto que, dentro de la academia, las manijas de las puertas son mucho más altas de lo normal (la misma altura que encuentra un niño de 8-9 años frente a una puerta), o que, en algunas escenas, las estudiantes parecen muy infantiles cuando discuten entre ellas. Todo esto sirve para mantener cierto vínculo con la idea original de Argento. Solo queda decir: ¡Obra maestra absoluta del horror italiano! Altamente recomendada para cada generación apasionada por el género, porque una película así nunca se ha visto y quizás nunca se volverá a ver. "Lo único más aterrador que los primeros 12 minutos son los últimos 92" (como rezaba un cartel de la época).