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Roberto Giacomelli
•El Dr. North, al modificar el código genético de algunas abejas brasileñas agresivas, ha logrado sintetizar un suero capaz de curar graves enfermedades humanas. Una caja que contiene las abejas genéticamente modificadas se amarra en un avión para ser transportada a una empresa farmacéutica de Nueva York, pero en realidad, las abejas también son portadoras sanas de un virus mortal. Obviamente, los insectos lograrán liberarse de la caja en la que están contenidas y sembrarán el pánico entre los pasajeros del avión. Basta con leer la improbable trama para darse cuenta de la baja calidad del producto en cuestión. Aunque el título italiano lo dejaría entrever, este "Swarm – Amenaza en la jungla" no es un remake de la película dirigida en 1978 por Irwin Allen, ni una secuela, sino que se trata de un mal producto para la televisión titulado originalmente "Flying virus". La razón por la cual en estos últimos años estén surgiendo tantas películas sobre la amenaza de las abejas asesinas sigue siendo un misterio, dado el escaso éxito y la baja calidad de prácticamente todos los exponentes de este género. Así como sigue siendo un misterio ver involucrados en este absurdo proyecto nombres ilustres como Rutger Hauer (Blade Runner), ahora en un declive cada vez más evidente, y el bueno Craig Sheffer (« Cabal »; « Hellraiser: Inferno »). Más allá de la desafortunada elección de los mencionados actores de participar en tal abominación, resulta curioso notar cómo "Flying virus" anticipó el reciente "Snakes on a plane" en la idea de unir la película de bestias con el thriller de alta altitud, aunque con resultados claramente inferiores, comenzando por la excesiva seriedad con la que "Flying virus" aborda un argumento tan improbable como ridículo (mientras que "Snakes on a plane" no se toma en serio en absoluto). Se pueden notar, luego, una serie de banalidades y tonterías que harían sonrojar incluso al más atrevido culto de la serie Z: en primer lugar, la película está salpicada de errores garrafales que no podrían pasar desapercibidos en absoluto en la etapa de guion, hasta el punto de pensar que se han insertado a propósito (ver el final fuera del avión); luego, ver las abejas que actúan en silencio colándose por todas partes (los auriculares para la música, la lata de Coca-Cola, el desagüe del baño...) es ridículo y absolutamente poco amenazante. Algunos pasajes y subtramas, además, parecen del todo inútiles y añadidos allí para alargar la sopa, como la inserción de los mercenarios en la jungla que quieren el suero contra las abejas, a los cuales se les dedica mucho espacio. Los personajes están construidos con una banalidad desarmante y en algunos casos irritante: por ejemplo, ver al desgraciado con gafas que intenta ligar con la chica que se hace la interesante, que lo rechaza de inmediato, para luego besarlo al final porque él ha contribuido a salvar la situación, es seriamente un síntoma de enfermedad mental por parte del guionista. La dirección y el guion están a cargo del desconocido e incapaz Jeff Hare que lleva adelante un productillo inútil y aburrido como pocos otros. Sería curioso ver la cara de tal Hare cuando asistió por primera vez al montaje final de su película... dudo que incluso él pueda apreciar tal amalgama de tonterías. ¡Simplemente embarazoso!