THE DARKLING

Circulan extrañas voces sobre el excéntrico millonario Bruno Rubin (F. Murray Abraham), se habla de ocultismo, de extrañas compañías... pero a Jeff, un talentoso mecánico, no le preocupa en absoluto. Acepta la propuesta de Rubin de restaurar coches de época que han formado físicamente parte de la historia, como el que condujo James Dean cuando murió. Para Jeff, es una oportunidad de oro, con una esposa y una hija que mantener, y acepta el trabajo. El millonario lo fascina con su mundo de lujo y transgresión, luego le pide que altere algunos números de serie de un coche, para que pueda pasar por lo que no es: un coche histórico de un valor inmenso y sacar millones. La tentación es demasiado fuerte, Jeff acepta y las puertas del infierno se abren. Se descubre que Rubin es prácticamente un esclavo consentiente de una criatura, el Darkling, una especie de Djinn, genio de la lámpara, pero también un demonio con las facciones de un recién nacido. El Darkling necesita un nuevo custodio, quiere a Jeff, pero este pacto tendrá para Jeff, su familia y Rubin mismo, un precio demasiado alto que pagar. A primera vista, esta película, producida solo para el circuito de vídeo doméstico, tiene las características de un relato de Stephen King, todas las peculiaridades están presentes, de hecho, es extraño no ver al final de los créditos la mención habitual "basado en un relato de...", pero durante la visión nos damos cuenta de que falta precisamente el toque del maestro, porque "The Darkling" no es más que una relectura más del Fausto y del pacto literario con el diablo, esta vez en versión oriental, característica debido a la firma del director Po-Chih Leong. La película falla principalmente a nivel de efectos especiales, ya que, aunque visiblemente edulcorada casi hasta convertirla en un producto para familias, se trata de un terror, pero difícilmente durante la visión nos damos cuenta: un par de escenas con un bajo nivel de gore y el Darkling, criatura mucho menos inquietante de lo que podrían ser sus potencialidades. Bravo, no hay nada que decir, F. Murray Abraham, luciferino y fascinante como Rubin; el resto del reparto es demasiado pulcro, actores demasiado guapos y característicamente poco impactantes para una dirección demasiado pulida La historia se desarrolla entre situaciones previsibles, pero sigue siendo narrativamente fluida, sin grandes ralentizaciones, una mayor caracterización negativa de la criatura y la adición de algunas alucinaciones aterradoras en lugar de los juegos de sombras utilizados por el Darkling, para fascinar/intimidar a sus adeptos, habrían regalado algunos escalofríos más. Digamos que es agradable de ver como un buen episodio de "Tales from the crypt" o "A las fronteras de la realidad", pero nada más. ¿Vale entonces el coste de un alquiler? Sí, con la condición de que tengáis bien en mente todas las precisiones hechas anteriormente, para la compra es mejor invertir en algo más impactante y que deje alguna huella después de la visión.