RG
Roberto Giacomelli
•Una catástrofe no bien especificada ha destruido el planeta: la vegetación está muriendo y la ceniza de los frecuentes incendios cubre todo y a todos. La humanidad parece condenada a la extinción y está obligada a desplazarse continuamente en busca de comida y agua, ahora escasas. Un padre y un hijo viajan hacia el mar con la esperanza de una vía de salvación de un mundo en rápida ruina. ¿Cuántas veces en estos últimos años se ha visto el mundo destruido en el cine? Pregunta retórica. Muchas. Apocalipsis naturales en películas catastróficas, virus mortales que mutan/matan/resucitan seres humanos y animales en películas de terror y ciencia ficción... ha habido de todo y se sabe, cuando el vaso está lleno basta una gota para hacerlo desbordar. Pero con "The Road" estamos realmente a salvo - en sentido amplio, obviamente - porque John Hillcoat ha decidido emprender un "camino" diferente al habitual, más reflexivo y profundo, confeccionando lo que podría considerarse tranquilamente la mejor película de la temporada. La base de todo reside en una novela, "La carretera", escrita por Cormac McCarthy, el autor premio Pulitzer de "No es un país para viejos" (de la cual los hermanos Coen han sacado una película igualmente excelente), por lo tanto nos encontramos ante una materia renombrada de la cual o se extrae una tontería colosal o un producto con los flecos. Afortunadamente, la película de Hillcoat pertenece a esta segunda categoría y a pesar de que algún purista del papel impreso pueda torcer el gesto, el resultado en la pantalla es realmente notable. Empecemos por decir que "The Road" no es la típica película que trata el tema del apocalipsis al que nos ha acostumbrado Hollywood, nada de catastrofismos exhibidos, nada de efectos especiales ni escenas espectaculares y acción a gogo. Nada de todo eso, sino ritmos lentos - muy lentos, están advertidos! - y la catalización del interés en las psicologías de los personajes y en las relaciones humanas que se crean. John Hillcoat, que en el pasado se ha enfrentado al extraño western/splatter "The Proposition - La Propuesta", junto con el guionista Joe Penhall ("El amor fatal") han llevado a la escena un mundo oscuro y sin salida en el que predominan sentidos de negativismo cósmico raramente exhibidos en la gran pantalla. Lo que más impacta de esta película, de hecho, es la atmósfera opresiva y fúnebre que se respira a lo largo de toda su duración: el viaje de dos almas en pena hacia un futuro aún más gris que las nubes cargadas de ceniza que llenan las imágenes. La espléndida fotografía desaturada, al límite del blanco y negro, de Javier Aguirresarobe contribuye muchísimo a la creación de la atmósfera adecuada, pero no son menos las sugerentes escenografías que sumergen a nuestros dos personajes en tierras desoladas cargadas de ceniza y hollín, senderos áridos, bosques poblados de arbustos secos que se derrumban con solo mirarlos, pueblos destruidos y escombros de una civilización ahora muy lejana. En este entorno triste y desolado se mueven padre (Viggo Mortensen) e hijo (Kodi Smit-McPhee), físicamente y mentalmente agotados por el hambre y el cansancio, impulsados a seguir adelante solo gracias al recuerdo de una esposa/madre que ya no está (Charlize Theron) y a la conciencia de ser "buenos" en una sociedad de "malos", de ser portadores de ese fuego que para ellos es sinónimo de esperanza. La profundidad y la ternura con la que se describe la relación padre-hijo es ejemplar; la psicología de los dos personajes, también gracias a los flashbacks de un mundo que ya no existe, está excelentemente representada y es del todo creíble. Hillcoat nos cuenta de personajes vitales en un mundo moribundo (la continua lucha por la supervivencia) y de personajes moribundos en un mundo alienígena (las lecciones del padre al hijo sobre cómo usar la pistola con los dos únicos proyectiles restantes para suicidarse) que deben cuidarse de la naturaleza moribunda y de la agresividad de sus semejantes que los lleva a batidas de caza destinadas al canibalismo y episodios de pillaje dictados por la desesperación. Una historia conmovedora y al mismo tiempo aniquilante para una película realmente capaz de emocionar. "The Road" nos ofrece, sin embargo, también un excelente motivo para acercarlo al terror, a saber, la inquietante escena en el escondite de los caníbales, en la que los dos protagonistas descubren un terrible escenario hecho de viandantes mantenidos como ganado para ser sacrificados. La actuación de Viggo Mortensen es inmensa, quizá nos encontramos ante su mejor actuación de siempre - y Mortensen es un actor competente en la mayor parte de sus películas - así como la participación de un casi irreconocible Robert Duvall en el papel del viandante hambriento. De manera convencional, aunque no desdeñable, la interpretación del pequeño McPhee. El consejo es no dejar escapar esta película, un verdadero viaje que el espectador emprende junto con los personajes. Un lento peregrinaje que no puede dejar indiferente.