AC
Andrea Costantini
•Los habitantes de un pueblo europeo están aterrorizados por una terrible criatura que durante las noches de luna llena comete crímenes abominables. Se trata indudablemente de un hombre lobo. Algunos cazadores de licántropos, capitaneados por el intrépido Charles y atraídos por la generosa recompensa por la captura de la bestia, parten hacia el pueblo armados hasta los dientes. Allí conocerán al joven aspirante a médico Daniel, quien les ofrecerá su ayuda en la caza del licántropo, yendo en contra de la voluntad de su novia Eva.
En más de una ocasión, esta película ha sido confundida con una secuela de "Wolfman" de Joe Johnston, estrenada en 2010, en la que Benicio del Toro se transformaba en bestia en el remake del clásico homónimo de Universal de 1941. En realidad, se trata de una interpretación incorrecta de la frase de lanzamiento de la película, que dice "Después de Wolfman, los hombres lobo han vuelto". Presentación completamente engañosa probablemente para dar visibilidad a una película de otro modo anónima. El hecho es que no existen conexiones entre las dos películas, excepto (obviamente) la presencia de hombres lobo.
A pesar de las similitudes, especialmente relacionadas con el ambiente del siglo XIX, se trata de dos historias completamente diferentes, a partir del hecho de que en esta película se tiene la conciencia de que los hombres lobo existen y todos lo saben. Por lo tanto, se salta toda la parte del asombro de la gente ante la noticia de que una bestia feroz asedia el pueblo, dando un fuerte aporte a la fluidez de la historia.
Estrenada directamente en el mercado de video doméstico, la película no añade nada nuevo al cine de hombres lobo: un lobo siembra el terror, alguien le da caza y la chica de turno se enamora puntualmente. En general, aunque cargada de los defectos que pueden tener las producciones de bajo presupuesto direct-to-video, no se le puede negar un cierto encanto de fondo, a partir del variopinto equipo de cazadores de licántropos en el que destaca la fascinante encargada de la cremación de los muertos, Ana Ularu, actriz rumana bella y desconocida. La ambientación del siglo XIX es buena, bien cuidada, las transformaciones en hombre lobo son digitales de bajo nivel, pero hábilmente insertadas en ambientes oscuros en los que parecen verídicas. Incluso el amante del splatter no quedará decepcionado gracias a un buen número de vísceras y cabezas aplastadas.
Otro punto a favor de la película es una buena gestión del ritmo en el que las partes introductorias iniciales son rescatadas por un par de escenas de acción bien planificadas, con una dosis justa de tensión, como la preparación de la trampa en el bosque con la emboscada de los habitantes del pueblo ávidos de la recompensa por la captura.
Naturalmente, como se decía antes, también hay muchos defectos, como la actuación casi nunca a la altura (aunque en el reparto está Stephen Rea, nominado al Oscar por su papel en "La mujer del soldado") o la elección de incluir también otras criaturas además de los hombres lobo, siguiendo la moda twilightiana diluviana. El guión, desafortunadamente, no funciona correctamente y a pesar de la intención clara de la película, a menudo no se comprenden los pasos entre una escena y otra. Incluso cuesta distinguir a los personajes secundarios, todos demasiado similares entre sí, en su mayoría provistos de bigotes falsos tupidos.
En general, sin embargo, es una película que no se puede tirar. Se la mira, se divierte uno y se la olvida rápido, pero al menos permite al espectador no aburrirse hasta el final.
