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Roberto Giacomelli
•Viudo y con una niña pequeña llamada Blancanieves, el Rey se enamora de Ravenna, una hermosa mujer que en poco tiempo lo lleva al altar. Ravenna, sin embargo, es una mujer perversa y dedicada a la magia, mata al Rey y hace encerrar a Blancanieves en una torre. Los años pasan, Ravenna construye un reino de terror y se mantiene siempre joven y bella gracias a su capacidad de succionar la belleza de las cortesanas, hasta que se da cuenta de que Blancanieves la ha superado en belleza, por lo que la mujer decide que su próxima víctima sacrificial será precisamente su hijastra. Blancanieves, sin embargo, logra escapar al bosque y Ravenna encarga a un cazador recuperarla y llevársela, para poder completar su ritual.
No está aún claro si debemos alabar o maldecir a Tim Burton y su "Alicia en el país de las maravillas", dado que el gran éxito de público de su reinterpretación de "Alicia en el país de las maravillas" ha (re)lanzado la moda de los cuentos de hadas en el cine. Burton realizó la peor película de su carrera y la tendencia no ha continuado de la mejor manera, ya que el paso siguiente fue el fantástico-romántico-teen-horror empalagoso "Caperucita Roja Sangrienta". Luego llegó "Blancanieves" en doble versión con la película homónima dirigida por Tarsem y "Blancanieves y el Cazador" de Rupert Sanders; si la primera es una película colorida para familias bastante fiel al imaginario Disney, la segunda es un dark fantasy que se toma muchas libertades con el cuento que nos ha sido transmitido hasta llegar al género de terror.
No estamos en el decepcionante "Blancanieves en el bosque negro", donde un cierto imaginario de terror era casi forzado en el contexto de cuento de hadas, sino que los guionistas Evan Daugherty, John Lee Hancock y Hossein Amini han logrado encontrar el justo compromiso entre géneros que hace de "Blancanieves y el Cazador" una película de aventura, con algunos momentos de acción espectacular (en particular el largo final con el asedio al castillo), los inevitables insertos románticos (menos de lo que se podría esperar) y puntas inesperadas de violencia y sugerencias típicas del cine de terror. Lo que paradójicamente funciona menos es el elemento fantasy. Si la escena con el aterrador trol en el bosque es de gran impacto, es igualmente fuera de contexto y francamente irritante la parte en la que los enanos conducen a Blancanieves y al Cazador a la zona del bosque encantado. Más allá de las bellas escenografías digitales, el despliegue de seres fatados que abarrotan esta secuencia es realmente arrojado sin reflexión, creando un efecto desconcertante que hace emerger la inutilidad contraproducente de dicha elección. Afortunadamente hablamos solo de unos pocos minutos, luego la película vuelve a vías más acordes a la iconografía oscura de la que se hace fuerte.
En cuanto a sugerencias dark-horroríficas, "Blancanieves y el Cazador" contiene una larga parte en el bosque que rodea el Castillo capaz de resultar realmente inquietante, en la que las esporas que flotan en el aire causan terroríficas alucinaciones capaces de materializar los peores pesadillas de quienes las respiran. Apreciable y curioso, además, el paralelismo implícito entre la mala reina Ravenna y el personaje histórico de Erzsebet Bathory, la famosa condesa sanguinaria que se bañaba en la sangre de las cortesanas para mantenerse joven y bella. Aquí no se habla de sangre, pero el concepto no cambia y la mala reina interpretada por una siempre excelente Charlize Theron es el verdadero motor y punto focal de la película.
En el resto del reparto, Kristen Stewart, una Blancanieves guerrera anómala que, aunque lejos del ideal disneyano que todos tenemos en mente (perfectamente encarnado por Lily Collins en la película de Tarsem), resulta convincente y demuestra un verdadero crecimiento en la carrera de la actriz de "Crepúsculo". Buena también la caracterización dada por Chris Hemsworth ("Thor"; "Esa casa en el bosque") a su Cazador, mercenario viudo y resentido menos estereotipado de lo que se podría esperar, pero sobre todo Sam Spruell ("The Hurt Locker"; "Defiance"), que tiene el aspecto perfecto para encarnar al viscoso y malvado Finn, hermano de Ravenna. Desfile de rostros conocidos (digitalmente elaborados) para los siete enanos, entre los cuales reconocemos a Bob Hoskins, Ian McShane, Ray Winstone y Nick Frost.
El debutante Rupert Sanders confecciona, pues, una obra apreciable y de look impecable, no memorable pero curiosa en mezclar el cuento de hadas con un imaginario macabro caro al género de terror.
Y la veta de los cuentos de hadas revisitados continuará con "Maléfica", es decir, "La bella durmiente del bosque" desde el punto de vista de la pérfida Grimhilde, y "El magnífico y poderoso Oz", versión firmada por Sam Raimi de "El mago de Oz".
