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Roberto Giacomelli
•Michael, desde que perdió a su madre en un accidente de tráfico, se ha cerrado en sí mismo y pasa los días en casa viendo películas de terror, jugando a videojuegos o espiando a la chica que vive en la casa de enfrente, de la que está enamorado. Un día recibe por correo un nuevo videojuego de terror, "Brainscan", una experiencia interactiva que le permitirá meterse en la piel de un asesino en serie. Pero el juego ya no le permite a Michael distinguir la realidad de la ficción y cuando se dé cuenta de que las personas que mata en el videojuego también mueren en la dimensión real, intentará destruir el CD. "Brainscan" es un teen-movie anómalamente original, que logra crear una mezcla exitosa de terror y fantasía. Su punto fuerte es, sin duda, la atractiva historia base, pero también es admirable encontrar en un producto de este tipo un cierto cuidado en la delineación de la psicología de los personajes y en el desarrollo de la trama. El personaje de Michael, interpretado por Edward Furlong (el John Connor de "Terminator 2"), es un chico atormentado por el recuerdo de su madre fallecida, que pasa los días en su habitación hipertecnológica, solo, ya que su padre está permanentemente de viaje de trabajo. Los personajes secundarios van desde el único amigo de Michael, Kyle (interpretado por James Marsh, visto posteriormente también en "Desert Vampires"), un chico que comparte las mismas pasiones que el protagonista; a Kimberly (Amy Hargreaves), la chica "bien" que vive en la casa de enfrente; al policía interpretado por el veterano Frank Langella (recordado en "Drácula" de John Badham del 1979) que persigue al misterioso asesino. La nutrida lista de coprotagonistas incluye también a un extraño demonio cibernético, Trickster, interpretado por un irreconocible T.Ryder Smith (visto recientemente en "Birth – yo soy Sean"), una especie de diablo tentador que empuja a Michael a jugar al juego de la muerte, pero que quizás, en las intenciones de los productores, debería convertirse en un nuevo Freddy Krueger. La dirección de Flynn (que ya se había dado a conocer dirigiendo a Sylvester Stallone en "Sorvegliato speciale") es quizás demasiado televisiva pero funcional a la historia; el guion de Brian Owens, como ya se ha mencionado, no presenta defectos y, de hecho, reserva más de una sorpresa; también es cuidadoso el uso de los efectos especiales, aunque en la película no hay escenas truculentas, mientras que una mención especial va a las sugestivas músicas de George S. Clinton. "Brainscan" además se hace portador de un ambiguo mensaje moralista en el que los videojuegos y los productos del imaginario horrifico son casi condenados porque instigan a la violencia, pero todo esto es claramente desmentido por la figura del director bigoto (literalmente ridiculizado por el guion de la película) y por un final capaz de revertir la situación, beneficiando sin duda a la credibilidad narrativa de toda la película. En conclusión, "Brainscan" es una película original y bien realizada, diferente del resto de los horrores para adolescentes presentes en el mercado. Quizás no es una obra particularmente memorable, pero se distingue de la masa de los productos de terror mediocres lanzados a mediados de los años 90. Vale al menos una visión.