RG
Roberto Giacomelli
•Un hombre se despierta en un ataúd, enterrado bajo tierra. No sabe cómo ha terminado allí ni quién lo ha puesto allí. Solo tiene un encendedor y un teléfono móvil. Cuando el teléfono suena, el hombre se dará cuenta de la situación en la que ha terminado. A partir de ese momento, solo tendrá noventa minutos de aire para encontrar una manera de salir de allí. La claustrofobia en el cine siempre funciona bastante bien. Se trata de un miedo común y también quienes no lo padecen de manera patológica siempre están incómodos en situaciones que puedan provocar los síntomas. Lugares oscuros, estrechos, donde cuesta respirar, moverse, verdaderas trampas de las que quienes entran tienen dificultad para salir: es normal que situaciones como estas sean temidas por un ser vivo y su instinto natural de conservación. El español Rodrigo Cortés quiso exagerar, no se conformó con crear una escena de alto nivel de ansiedad e inmersión de su protagonista en unos minutos de claustrofobia asegurada… no, demasiado poco. Así, quiso construir toda la película sobre una situación de extrema dificultad, 90 minutos de oscuridad, escasez de aire y terror. Cortés ha confeccionado, pues, una película que definir como angustiosa es reduccionista, una experiencia más que la simple visión de una historia de ficción, un magnífico ejemplo de minimalismo cinematográfico cargado de patos y tensión. Cortés y el casi debutante guionista Chris Sparling logran una operación que hoy en día parece cada vez más difícil de realizar, llevar al espectador a un máximo de implicación emocional en la trama. Concentrándose exclusivamente en un único personaje, en una única ubicación y desarrollando la historia en tiempo real, el espectador inevitablemente acaba identificándose con el protagonista; la marcha en más de « Buried » es, luego, haber construido un buen protagonista, una persona humana, muy cercana al ser del espectador real. El transportista Paul Conroy, interpretado por un buen y comprometido Ryan Reynolds (« Amityville Horror »; « Ricatto d'amore »), tiene un trasfondo creíble, ha tomado decisiones votadas por la actualidad, por una crisis económica que lleva al protagonista occidental a hacer elecciones laborales que en otras condiciones quizás no habría hecho. Y en este sentido, la escena en la que es despedido por teléfono por la compañía para la que trabaja es una de las cosas más crueles y cínicas que se hayan visto en el cine en los últimos años, realmente capaz de hacer sentir rabia en el espectador. Pero es esta la magia de « Buried »: 90 minutos de cámara fija sobre Ryan Reynolds, una idea que lleva a la empatía completa, a una sinergia particular que nos conduce a la identificación de tal manera que en un momento dado nos importará realmente el destino de Paul, nos habremos encariñado con él. El desarrollo de la trama y las razones que mueven el encierro del protagonista son otro punto a favor de la película, una serie de giros de intriga centrados en el intercambio telefónico que Paul tiene con sus captores, las autoridades con las que se pone en contacto y sus familiares. De las conversaciones emerge el retrato de una humanidad mezquina, falsa, votada al engaño y al arribismo individual, un cuadro pesimista del ser humano, pero así de condenadamente real. Las instituciones gubernamentales salen destruidas, la familia del sueño americano nunca realmente cumplido también, la criminalidad (des)organizada puede fácilmente reinar y el miedo es real, tangible e increíblemente anclado en la crónica y la política actual. « Buried » es una película que gana y convence, cargada de tensión y con una trama intrigante y original. La de Cortés es una película diferente a la masa, casi antítetica a la concepción actual del thriller, en la que el esplendor escenográfico, la grandeza productiva y la violencia visual dominan. « Buried » es una película visualmente reducida al hueso – y por eso a muchos podría no gustarles – realizada con poco, muy poco, y centrada exclusivamente en una violencia psicológica eficacísima, una tortura de la mente más que del cuerpo que queda grabada en el espectador mucho más que cualquier descuartizamiento al estilo « Saw ». Guion de hierro, actor perfecto, tensión al máximo nivel, originalidad. Una joya, sin peros capaz de redefinir el género thriller. No te lo pierdas.