RG
Roberto Giacomelli
•Cinco jóvenes se dirigen a una cabaña en la montaña para pasar el fin de semana entre alcohol, sexo y drogas, pero su estancia se ve perturbada por la repentina visita de un vagabundo herido e infectado con un virus no bien especificado contraído de un animal muerto. Los jóvenes, sintiéndose amenazados por el vagabundo y asustados por su estado de salud, lo eliminan, pero su cadáver termina cayendo accidentalmente en el curso de agua que abastece la cabaña. Una chica queda contaminada e inmediatamente aislada por sus amigos por miedo a ser contagiosos a su vez por el virus: la situación degenerará en un torbellino de paranoia y violencia... Eli Roth, alumno del visionario y pluricelebrado David Lynch, confecciona un divertido producto bajo el lema del citacionismo más explícito que tiene como único objetivo acompañar al espectador durante una hora y media en una especie de casa de diversiones de Luna Park, entre efectos splatter, saltos en la butaca y situaciones grotescas al límite de la parodia. Desde el principio, el veterano del horror se encuentra inmerso en situaciones típicas del gran cine de terror de los años 70 y 80: hay cinco jóvenes que encarnan plenamente los estereotipos del género (la pareja que solo piensa en tener sexo, el muchacho tímido que lo intenta con la rubia, el tonto perpetuamente drogado) y que el espectador ya sabe que de aquí a poco harán un mal final; está el bosque y la cabaña que Raimi nos ha enseñado a temer; el grupo de montañeses listos para hacer pasar a los forasteros "Un tranquilo fin de semana de miedo", y está el virus que devora la carne, el miedo al contagio y de los que ya están infectados, como si se tratara de los muertos vivientes de Romero (y no es casualidad que en el final habrá una clara cita a "La noche de los muertos vivientes"). Muy generoso es el nivel de splatter de la película, aunque se trata de un splatter muy irónico, más cercano a Peter Jackson que a George Romero, pero adecuado al contexto en el que ha sido insertado: se pasa de explosiones de cabezas, cuerpos destrozados, destornilladores en los oídos (¿alguien ha gritado "Zombi"?), hasta la macabra secuencia en la que una chica infectada se está depilando las piernas con una cuchilla y la piel devorada por el virus se desprende mostrando heridas obscenas. La ironía, como ya se ha mencionado, está omnipresente y se hace apreciar, aunque en un par de ocasiones termina por volverse excesivamente grotesca e influir negativamente en el contexto (un ejemplo entre todos: el niño retrasado que se exhibe en un inútil número de artes marciales). Desde el punto de vista técnico/artístico, se puede notar un trabajo diligente por parte de todos: actores poco conocidos pero con buenas capacidades de recitación, buenos efectos especiales, fotografía y montaje que permanecen bastante anónimos, buenas músicas (se puede identificar incluso un homenaje a "La última casa a la izquierda" con el uso del tema principal de la película de Craven, "wait for the rain", como fondo durante una secuencia inicial de la película), una dirección fresca y original no exenta de interesantes elecciones visuales. En resumen, nos encontramos ante una película dirigida seguramente a quienes del horror han disfrutado ampliamente y que aprecian una lectura despreocupada y poco seria de este cine en su momento de mayor esplendor, pero que también puede ser apreciada por quienes simplemente quieren pasar noventa minutos entre risas y escalofríos.