RG
Roberto Giacomelli
•Brian, su hermano Danny, Bobby y Kate están de viaje hacia Turtle Beach mientras un virus se abate sobre el mundo, diezmando la humanidad. Los dos hermanos quieren llegar al hotel en la playa donde solían ir de niños, convencidos de que allí podrán vivir alejados del contagio. Pero el viaje que los lleva hacia su destino está lleno de obstáculos.
La enfermedad definitivamente ha vuelto a estar de moda en el cine. Numerosos son, de hecho, los horrores y derivados que en estos últimos años, incluso meses, nos están contando sobre epidemias, pandemias, virus mortales que diezman la población y nos transportan a un clima postapocalíptico. Pero no hablamos de zombis y muertos vivientes que a menudo se asocian con este tema, sino de infectados "vivos", que deambulan por las calles de las ciudades y se enfrentan a los pocos aún inmunes que hacen de todo para seguir siéndolo.
Todo parece haber comenzado en 2002 con "28 días después", una película imperfecta y derivada pero importante y fundadora de un verdadero efecto revival que inundó los mercados internacionales sobre el tema de los contagios y epidemias. En "28 días después" era un virus desarrollado a partir del cepa de la rabia el que causaba víctimas y transformaba a los infectados en monstruos, poniendo en escena así una amenaza que no es el virus en sí, sino el contaminado. Se trata de personas agresivas y sanguinarias que recuerdan mucho a las creaciones romerianas, a mitad de camino entre el zombi y los locos de "La ciudad será destruida al amanecer" y todo el filón que seguirá a la película de Boyle tendrá precisamente esta constante "humana" como peligro del que sustraerse.
"Carriers - Contagio letal", en cambio, parte de un enfoque más realista: nada de infectados rabiosos con instintos homicidas, cero muertos vivientes caníbales, sino un virus que contagia y lleva lentamente a la muerte, exactamente como ocurriría en la realidad. El emprendido por los hermanos Pastor es, por lo tanto, un viaje por la América destruida por un virus del que no se conocen los orígenes, se trata esencialmente de una película dramática con los crismas del cine de género, una obra que prefiere poner en escena la cotidianidad de un grupito de amigos en busca de una vía de salvación más que catástrofes y horrores. Pero en su deseo de encontrar una vía diferente al usual, "Carriers" falla y a fin de cuentas resulta la misma sopa recalentada.
Los hermanos de origen español Pastor escriben y dirigen una película digna, bien confeccionada y seguramente agradable de ver; pero "Carriers" también tiene un defecto enorme, es anónimo y no deja huella. Un trabajito bien ejecutado por los primeros de la clase pero que no tiene alma, no captura lo suficiente y deja solo mucho vacío en el espectador.
El problema fundamental es que "Carriers" no tiene mordiente, cuenta una historia ya contada otras mil veces y lo hace sin un toque de personalidad ni una idea fuerte que pueda distinguirlo de la masa. La intuición principal era contar un contagio apocalíptico con un lenguaje dramático y realista, lástima que recientemente lo hayan hecho también "Right at your Door" y "The Road" pero con resultados mucho mejores, con la única diferencia que "Carriers" decide enmarcar todo bajo una perspectiva más teen.
A fin de cuentas la película de los Pastor se deja olvidar a la velocidad de la luz, en parte a causa de un puñado de personajes poco incisivos que replican las clásicas dinámicas de grupo puestas en escena en gran parte de las películas de este tipo: un grupito de personas inicialmente muy unidas que poco a poco manifiestan señales de hostilidad que llevarán a la tragedia interna al grupo. En este caso específico tenemos dos personalidades principales representadas por los dos hermanos Danny (Lou Taylor Pucci) y Brian (Chris Pine), tímido e inseguro el primero, fuerte, decidido y con propensiones de líder el segundo. El enfrentamiento y las consecuencias que tendrán lugar son predecibles, los personajes poco incisivos porque ya vistos, como toda la película.
Lo que impacta positivamente en "Carriers" es la construcción de algunas escenas de seguro impacto emocional. Entre todas, la larga parte con el padre y la niña enferma (interpretados por Christopher Meloni y Kiernan Shipka) que culmina con la escena en el hospital, pero notable es también la escena con la salida de escena de Bobby (Piper Perabo).
En resumen, "Carriers" es una película que funciona más si se toma por secuencias individuales más que en su conjunto. Pero no se pueden reprochar a los autores haber hecho una mala película, sino más bien haber exprimido las meninges lo mínimo, poniendo en escena la enésima historia de contagio sin fantasía y sin una verdadera razón para ser recordada.
Lindo, ok, pero se olvida con demasiada facilidad.