RG
Roberto Giacomelli
•Dos hermanos, Leon y Ursula, criados en una familia adinerada, reciben consejos de vida de Pin, un maniquí utilizado por su padre médico en su consultorio. Ursula pronto entiende que Pin es un simple maniquí y que es su padre quien le da la voz, pero Leon está firmemente convencido de que el muñeco está vivo y lo considera su único verdadero amigo. Una noche, el padre de los dos niños sorprende a Leon hablando con Pin y decide deshacerse del maniquí, pero un trágico accidente automovilístico llevará a la muerte de sus padres esa misma noche. Pasan los años, Ursula crece normalmente, pero Leon manifiesta, de manera cada vez más marcada, un apego obsesivo a Pin, que ha conservado en el ático y con quien dialoga habitualmente. Pero la situación se deteriora cuando Ursula comienza a salir con un chico, considerado por Leon y Pin como la posible causa de la desintegración de su pequeño núcleo familiar feliz. "¿Quién está al final de esa escalera..." es un pequeño pero agradable thriller hecho a finales de los años 80, un producto anómalo para esa época, en la que el mercado del escalofrío en celuloide se basaba a menudo y gustosamente en efectos especiales y en abundantes dosis de gore. En cambio, "Pin" (este es el título original y seguramente menos llamativo en comparación con el atractivo, pero engañoso, impuesto por la distribución italiana) tiene una estructura de thriller muy clásica e intimista, basada en las expectativas, la atmósfera y la ambigüedad psíquica del protagonista, que se descubre rápidamente minado por evidentes trastornos mentales y un apego morboso a su hermana (que nunca cae en lo banal). La locura del protagonista (un inquietante David Hewlett, extraño y perturbador con un aspecto inofensivo de buen chico) no surge de ningún trauma infantil (aunque asiste a una relación sexual entre su madre y el muñeco Pin), sino de un proceso interno desencadenado por una educación equivocada, dañina, confiada a una relación extremadamente fría con un instructor fuera de lo común (Pin) y a una falta de comunicación con los padres, vistos como figuras severas e inalcanzables, ciertamente represivas; ellos se dan cuenta demasiado tarde de los daños que habían infligido a su hijo y de las posibles repercusiones que se manifestarían en la percepción de la realidad del niño que, poco a poco, demostraría una identificación total con su educador. Por lo tanto, no estamos ante un verdadero horror, sino ante un thriller de carácter psicológico que guiña el ojo a Hitchcock y a Polanski (pero hay algo de "Inseparables" de Cronenberg). Bien dirigido e interpretado, definitivamente para ver.