Daybreakers backdrop
Daybreakers poster

DAYBREAKERS

2010 US HMDB
enero 6, 2010

En el año 2019 casi todos los habitantes del planeta han sido infectados por una misteriosa plaga que los ha transformado en vampiros. Los humanos son ahora una especie en peligro de extinción, se han convertido en ciudadanos de segunda, y se ven obligados a vivir recluidos, escondiéndose para escapar de los vampiros que se dedican a cazarlos o a criarlos en granjas donde fuerzan tanto la máquina que están a punto de causar su exterminio.

Directores

Peter Spierig, Michael Spierig

Reparto

Ethan Hawke, Sam Neill, Willem Dafoe, Claudia Karvan, Isabel Lucas, Vince Colosimo, Jay Laga'aia, Michael Dorman, Harriet Minto-Day, Tiffany Lamb
Fantasy Azione Fantascienza

RESEÑAS (1)

RG

Roberto Giacomelli

2019. La Tierra está poblada y dominada por los vampiros, que han tomado el control sobre la humanidad tras un misterioso virus que transformó a gran parte de los seres humanos en criaturas de la noche. Los pocos humanos sobrevivientes son cazados por los vampiros y luego encerrados en reservas donde son utilizados como verdaderas máquinas de producción de sangre para el sustento de su raza. Pero ahora los humanos se están extinguiendo y con ellos la sangre, por lo que el hematólogo Edward Dalton busca un sustituto de la sangre humana que pueda alimentar a los suyos incluso en un futuro sin materia prima. Al mismo tiempo, Edward ha dejado de beber sangre humana, cada vez más preocupado por la raza que hasta hace pocos años dominaba el planeta y de la que él tiene nostalgia. Un día, el destino quiere que Edward conozca a Audrey, una humana que forma parte de una facción de rebeldes, con la que establece una alianza para cambiar el destino del planeta. Existen tres categorías principales de vampiro cinematográfico: el clásico, el moderno y el posmoderno. El primero, como podrán imaginar, es el vampiro elegante, noble, preferiblemente de origen literario, del que Drácula es el padre y el máximo exponente; el segundo es el vampiro feo, sucio y malvado, una bestia sedienta de sangre nacida de la contracultura punk de los años 80 de la que "The Lost Boys", "From Dusk Till Dawn", "Vampires" y "30 Days of Night" son los más famosos representantes. Luego está el vampiro posmoderno, un vampiro urbano contemporáneo (o de un futuro próximo) perfectamente integrado en la sociedad, tal vez instalado en los niveles más altos del poder y a menudo identificable dentro de películas que unen el horror con la acción; recordamos los "Blade", los dos primeros "Underworld", ese pastiche pop de "Ultraviolet". Estos últimos vampiros pertenecen a los años más cercanos a nosotros, a la época que estamos viviendo, a las contaminaciones high-tech y a connotaciones a menudo distópicas de pesimismo dickiano. Estos últimos son los vampiros que también aparecen en "Daybreakers", última obra de la casa Lionsgate que ve el regreso de los hermanos Spierig, ya autores del cult zombi/splatter/sci-fi "Undead". Los hermanos Spierig, que además de dirigir son también autores del guion, parecen decididos a revisar bajo un punto de vista inédito las iconos y los géneros del imaginario horrifico. Si con "Undead", de hecho, lograban evitar caer en la típica película de muertos vivientes utilizando a su favor los clichés y reelaborando la materia con contaminaciones humorísticas y científicas, con "Daybreakers" hacen lo mismo con el vampiro y logran hacer inventiva y original una historia que sobre el papel estaba envuelta en un halo de déjà-vu. Lo que convence en una obra que de todos modos tiene varias cartas a su favor es precisamente la mezcla de elementos y la manera en que han sido desarrollados, haciendo que haya espacio tanto para el entretenimiento como para el desarrollo de temas inteligentes. Partiendo de este propósito, nos encontraremos con una aventura que deja espacio a la crítica social lanzando flechas hacia el poder de los lobbies, su especulación sobre los bienes primarios y el ocultamiento de los más débiles de la escala social (los repugnantes subsiders así como los humanos) que, en olor a revuelta, se convierten en protagonistas de ejecuciones públicas. Al mismo tiempo, "Daybreakers" no escatima en escenas de acción (que quizá son lo menos interesante y todo cuenta inútil) y explosiones de ultraviolencia que alcanzan inesperados picos de splatter, como en el final exitoso que cuenta con una escena de descuartizamiento masivo en cámara lenta con miembros humanos y órganos que vuelan por el aire. Lo que quizá deja un poco que desear es la superficialidad con la que han sido descritos todos los personajes, desde los principales hasta los secundarios. Si, a pesar de su banalidad, funciona bastante bien el malvado financiero interpretado por un Sam Neill ("Jurassic Park"; "The Dead Zone") particularmente metido en el papel, resultan bastante efímeros tanto el hematólogo protagonista Ethan Hawke ("Assault on Precinct 13th"; "Training Day") como su hermano marine-republicano interpretado por Michael Dorman ("Triangle"), así como la humana Claudia Karvan ("Long Weekend"). También deja un poco perplejo la figura de Elvis, líder de los revolucionarios y primer humano curado del vampirismo, interpretado por Willem Dafoe ("Spider-Man"; "Antichrist"), el típico personaje de carisma asegurado que aquí oscila entre algunas bromas divertidas y una caracterización un poco incierta en el papel de líder o apoyo. Algunas intuiciones interesantes dan una originalidad particular a la obra y toman forma en la idea de mostrar una involución de los vampiros en abstinencia de sangre humana, que se transforman en subsiders animalescos, que no son más que los representantes del proletariado (no por casualidad, los primeros en transformarse ante los ojos del espectador son los sin techo y el jardinero de un complejo residencial), la última rueda del carro y los primeros en sentir la escasez de "alimento". También es representativa la escena de la revuelta de la burguesía frente a un puesto de café de sangre, imagen anómala adicional de un malestar general que parece expandirse a más niveles sociales. A pesar de esto, no faltan algunas ideas de reciclaje, como los cultivos de humanos, literalmente exprimidos para obtener sangre, ya vistos en "Blade: Trinity" y en cierto sentido en "Matrix", y la sangre sintética que lleva a la mente el "True Blood" de la serie de televisión del mismo nombre. Pulgar arriba también para la dirección de los hermanos Spierig, fresca y dinámica sin recurrir nunca al efecto videoclip abusado para las escenas más agitadas, a la que se une la contribución indispensable de la fotografía (obra de Ben Nott) que subraya con eficacia la contraposición entre la condición humana y la vampírica a través del alternar entre colores cálidos y fríos, entre el amarillo ocre y el azul metálico. Con un mayor cuidado en los personajes, habríamos podido despedirnos del último gran film de vampiros, pero "Daybreakers" es de todos modos un ejemplo válido de cine con ideas, bien confeccionado y capaz de añadir interesantes particularidades al ya vasto mosaico del cine dedicado a los chupasangres. Merece media calabaza los más.

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