RG
Roberto Giacomelli
•Jake Cummins recibe como regalo de un amigo para su cumpleaños la inscripción a un juego en línea, "The Pathway", en el que basta con introducir sus datos y su número de teléfono y luego recibir instrucciones sobre "misiones" a cumplir. Al parecer, los amigos de Jake ya estaban inscritos en este juego, pero poco a poco, comienzan a comportarse de manera extraña y llegan hasta el asesinato, seguido inmediatamente por el suicidio. Jake debe ahora llegar a la fuente, a quien diseñó el juego, antes de que él también cometa el fatídico gesto.
Nos encontramos ante uno de esos productos pseudo-horror desconcertantes que se distribuyen exclusivamente para el mercado del home video. "Devour" no se aparta de la tradición de los direct to video, ofreciendo al espectador un producto muy flojo que se hunde inexorablemente en la mediocridad de cualquiera de sus componentes.
Empecemos por la historia. El videojuego que mata ya había sido tratado de manera original y con buenos resultados en "Brainscan - El juego de la muerte", película dirigida en 1994 por John Flynn, y recientemente recuperada (con variantes de slasher) en "Stay Alive"; "Devour" sin embargo aprovecha muy poco el punto de partida del videojuego asesino, un juego que luego no se logra entender en absoluto qué propósito tiene y qué tipo de diversión puede suscitar en el jugador... en resumen, en la película "The Pathaway" aparece como algo muy "in" para los protagonistas, pero todo se reduce a un par de llamadas telefónicas (quien llama tiene la misma voz del jugador) que imparten misiones muy estúpidas a cumplir. ¡Bah! El desarrollo narrativo abandona pronto la temática del videojuego, pasando de un clon de "The Game" de David Fincher a desarrollos satánicos bastante intrusos y risibles. En la práctica, saltan de repente conspiraciones de multinacionales que tienen conexiones incluso con el Diablo en persona. El ridículo involuntario está por lo tanto a la vuelta de la esquina, y de cierto no ayudan las generosas apariciones de demonios provistos de mastodónticas cuernos y patas caprinas a frenar el sentido de farsa que invade gran parte de la película.
Si todo esto no bastara, la película en cuestión tiene unas explícitas veleidades semi-serias que implican no solo la crítica social al poder, sino también un tono del todo autoral dado por tiempos narrativos dilatados y diálogos pedantes y redundantes que incitan a menudo al espectador a abandonarse entre los brazos de Morfeo.
De poco sirve la pedestre "profundidad" psicológica proporcionada a los personajes, ya que se cae en solo 3-4 escenas en el estereotipo más obvio: protagonista guapo pero extrañamente outsider a causa de conflictos internos a su persona ofendida por la ausencia de los padres; amigo acérrimo y un poco tonto que se aprende a odiar después de tres segundos; amiga-confidente que la da como el pan; chica agua y jabón que hace de enfermera y que demuestra un interés explícito por el protagonista, puntualmente correspondido. Y así sucesivamente.
Solamente en el discreto golpe de escena final, en la fotografía cuidada y en los atractivos títulos de crédito se puede probar un mínimo de interés, porque por lo demás se tiene que ver realmente con una película aburrida y risible que se olvida un cuarto de hora después de haber terminado la visión.
Desaconsejado.