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Massimiliano Marongiu
•Carol Hammond (Florinda Bolkan) pertenece a la rica burguesía londinense, hija de un abogado de éxito con ambiciones políticas (Leo Genn), vive con su marido Frank (Jean Sorel), abogado y socio del padre, y con su hijastra Joan (Edy Galleani). Carol está en tratamiento con un psicoanalista (George Rigaud) porque está perturbada por unos sueños recurrentes en los que se abandona a efusiones sáficas con una vecina, Julia Durer (Anita Strindberg), una mujer disoluta que frecuenta ambientes equívocos. En uno de estos sueños, Carol mata a la vecina y un par de días después se descubre que la mujer está realmente muerta. Junto a su cadáver se ha encontrado el abrigo de piel de Carol: entonces comienzan las investigaciones de Scotland Yard encomendadas al inspector Corvin (Stanley Baker)...
Obra destacada en la filmografía de Lucio Fulci, así como uno de los ejemplos más logrados de thriller al estilo italiano. El título "zoológico" podría hacer pensar erróneamente en una conexión con las primeras películas de Dario Argento, en realidad "Una lucertola con la pelle di donna" mantiene una originalidad innegable y el contacto con los gialli argentinos se encuentra casi exclusivamente en el título (utilizado obviamente para explotar el género de moda en ese momento). No nos encontramos, de hecho, ante la típica película con el maníaco inflacionado con impermeable negro, guantes y sombrero, que mata a diestro y siniestro debido a algún improbable trauma sufrido en el pasado, sino ante el viaje interior de Carol, la protagonista de la película, al descubrimiento de sí misma y de sus pulsiones. Este descubrimiento tiene lugar en una época particular, los años 70: el período de los hippies y la contracultura, de la liberación sexual y las drogas psicotrópicas. Carol querría abandonar el gris de los bienpensantes burgueses a los que pertenece (emblemática la secuencia de la cena aburrida y formal en familia contrastada con el festín orgiástico del apartamento de al lado), pero debido a su educación convencional, esta "libertad" se ve a través de los filtros deformantes de la "depravación", del "vicio" y del "pecado".
Como en muchas películas del autor, el tema del pecado es el núcleo principal alrededor del cual gira toda la historia. Fulci mismo definió "Una lucertola con la pelle di donna" como una historia en la que una mujer "mata sus pecados", y habrá que esperar hasta el final de la película para descubrir si el asesinato es real o solo soñado. El sueño y su complejo relación con la realidad es otro de los temas tratados: es en los sueños la explicación de los hechos, pero también es cierto que la realidad es esquiva y que al final no es fácil comprender qué es real y qué es un producto de la imaginación (y aquí se asoma por lo tanto otra de las temáticas fulcianas recurrentes: la duda).
Para desenredar la madeja de las relaciones entre lo racional y lo irracional, poco servirán las explicaciones del psicoanalista de Carol, quien patéticamente y con presunción, intentará en varias ocasiones explicar los hechos en base a las rígidas categorías interpretativas de su disciplina. Estas pullas contra el psicoanálisis son típicas del cine de Fulci, que en algunas entrevistas ha llegado incluso a definir la ciencia fundada por Freud como "una farsa".
Además de tener una trama rica en ideas y implicaciones de diversa índole, "Una lucertola con la pelle di donna" es una película notable también desde el punto de vista técnico: movimientos de cámara e intuiciones visuales son los del mejor Fulci. Estos virtuosismos comienzan ya desde los créditos iniciales con la imagen en la pantalla de una misteriosa mancha roja en movimiento. Como descubriremos más tarde, esta mancha no es otra cosa que la escena del asesinato tal como la han visto los únicos testigos oculares, que, drogados, han asistido al evento en un estado alterado de conciencia, que les ha hecho percibir el crimen de manera estilizada y simbólica.
Esta idea visual es un verdadero destello de genio que anticipa lo que Argento nos propondrá 4 años más tarde en "Profondo Rosso", donde el asesino se muestra desde el principio pero de manera que no pueda ser reconocido.
Dignos de mención son también la fotografía de Luigi Kuveiller, que contribuye no poco a la realización de las inquietantes atmósferas de este verdadero giallo-onírico, y los efectos especiales del gran Carlo Rambaldi, pocos pero muy eficaces. Es a Rambaldi a quien debemos la escena de los murciélagos que atacan a Carol (una escena que, se dice, impresionó favorablemente incluso al maestro Mario Bava) y la celebre secuencia de los perros destripados, tan realista que provocó una denuncia por maltrato animal por parte de algunas asociaciones animalistas que pensaron, equivocadamente, en el uso de animales reales.
"Una lucertola con la pelle di donna" es, en conclusión, uno de los mejores thrillers rodados en nuestro país, si eres aficionado al género, su visión es indispensable.