MC
Marco Castellini
•París, 1830: en el corazón de una ciudad sacudida por insurrecciones populares y al borde de la guerra civil, Vidocq, un famoso detective, desaparece mientras, desde hace unos meses, está dando caza a un peligroso asesino que se hace llamar el Alquimista. Su joven biógrafo, Étienne Boisset, decide vengar la muerte de Vidocq y continuar su investigación para dar un nombre al "asesino sin rostro"...
Pitof, el mago francés de los efectos especiales (ha trabajado, entre otros, en "Juana de Arco" de Besson y "Astérix y Obélix contra César" de Zidi), hace aquí su debut como director, llevando a la pantalla una novela corta de Jean Christophe Grangé ("Los ríos de la purpura"). Al igual que con el casi contemporáneo "Belfagor" de Salomè, se retoma otro personaje (realmente existente) querido de la tradición francesa, el ex presidiario y aventurero Vidocq (Gérard Depardieu) convertido luego en investigador de policía; pero el director Pitof evita caer en los mismos errores que habían condenado al fracaso de "El fantasma del Louvre", aunque se mueve en un contexto narrativo y ambiental similar. La película dibuja un París sombrío e inquietante en el que deambula un misterioso asesino, un personaje diabólico que cosecha víctimas, permaneciendo siempre anónimo e impune; ¿es el Alquimista, el hombre sin rostro, un fantasma, un hechicero, una leyenda o quizá solo un criminal inalcanzable?
La película es visualmente muy cuidada y elaborada: todos los escenarios exteriores han sido en parte reconstruidos y en parte enriquecidos con gráficos por computadora insertando palacios, callejones, calles, llamas, luces y todo lo necesario. El resultado es discretamente fascinante, gracias sobre todo al gusto estético del director, tendido a transportar al espectador al interior de la película, aunque no faltan algunas contraindicaciones: en algunas secuencias (en particular las de los dos primeros asesinatos), los personajes parecen casi desvinculados del ambiente circundante, como si se movieran dentro de un videojuego. Otro elemento original de la película está representado por los encuadres: a menudo la cámara se detiene en un personaje, lo sigue, se mueve con él y casi "choca" contra él, imprimiendo así un fuerte movimiento a la acción pero también un cierto sentido de "molestia" a los ojos del espectador.
En conjunto, la película resulta, sin embargo, apreciable e innovadora, un thriller de investigación contaminado por varios elementos de terror que, a ratos, logra divertir, intrigar y asustar; en resumen, suscitar alguna emoción, y esto, seguramente, ya es un buen resultado.