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Roberto Giacomelli
•Beth y Whitney son dos chicas americanas de viaje de estudios en Roma. Al final de los cursos, las dos amigas deciden hacer un viaje a Praga y llevar con ellas a Lorna, una de sus compañeras poco dada a la diversión. Axelle, una modelo recién conocida, convence a Beth y sus amigas de ir a Eslovaquia, asegurándoles diversión y tranquilidad. Llegadas a Eslovaquia, las cuatro chicas van a alojarse en un pequeño pero cómodo hostal y comienzan de inmediato a hacer amistades y a frecuentar fiestas; mientras tanto, la subasta que tiene en juego sus vidas comienza!
A un año y medio de distancia del discutido "Hostel", aparece en las salas su secuela, siempre dirigida por Eli Roth y producida por Quentin Tarantino. Las diferencias con la primera película se hacen evidentes de inmediato, aunque Roth tiende a proponer la misma historia base que en el episodio anterior, sino que logra hábilmente llevar a cabo una triple operación de secuela-síntesis-adición. "Hostel: Part II" comienza directamente donde terminaba la primera película y logra, así, crear una sensación de continuidad narrativa en su conjunto, como si las dos películas fueran en realidad dos partes de una única obra. A pesar de que Roth haya adoptado este recurso, "Hostel: Part II" puede verse y entenderse tranquilamente en cada uno de sus detalles incluso por quien la primera película no la ha visto, y no solo gracias a un canónico "resumen del episodio anterior" insertado a modo de relato del superviviente Paxton (Jay Hernandez), sino también gracias a una estructura de base que repite a grandes rasgos el tema de la primera película. Al mismo tiempo, "Hostel: Part II" logra ser útilmente complementario a su precuela, gracias a una serie de detalles que aclaran la organización criminal que está detrás del hostal de la muerte así como sus métodos de venta en subasta de las víctimas, e incluso se le da espacio al líder de la multinacional de la muerte.
"Hostel: Part II" se presenta, pues, como un producto mucho más rico y complejo de lo que se pueda esperar, capaz de mostrar cómo el interesante material propuesto en la película anterior aún tiene muchas cosas que decir. Y esto ocurre gracias a un buen guion del mismo Eli Roth, seguramente más atento a la delineación de los personajes y al desarrollo de la historia que el de la primera "Hostel", de hecho, en más de una ocasión, "Hostel: Part II" muestra incluso ambiciones mucho más grandes de lo que pueda requerir un producto de este tipo y esto no es simplemente debido al cuidadoso guión, sino también a una realización estética de todo respeto. Gran atención se ha dado a la música, a menudo comprendiendo piezas lírico/folclóricas de la tradición del Este europeo, siempre en perfecta sintonía con las imágenes que desfilan por la pantalla; funcionales y sugerentes son también las escenografías que dejan de lado la atención turística por el territorio para intentar valorizar lugares y eventos poco explorados por la visualización geográfica tradicional de los lugares descritos.
El reparto de la película está compuesto por actores no particularmente conocidos por el gran público (europeo), pero que resultan, sin embargo, de gran eficacia, escénica y actoral: Lauren German (visto en "No abras esa puerta" de Nispel) es excelente en el papel de la protagonista gélida, así como Roger Bart ("La mujer perfecta") resulta de gran eficacia en el papel del inseguro y esquizofrénico verdugo Stuart. Seguramente simpáticos resultan los cameos citacionistas de tres grandes del cine de género italiano: Luc Merenda, protagonista inolvidable de tantos poliziescos y thrillers al estilo italiano de los años 70, está aquí presente en el papel del embajador eslovaco; Edwige Fenech aparece en el papel de una profesora de historia del arte en una escuela romana; Ruggero Deodato, por otro lado, aparece en el cameo más divertido y logrado, en el papel de un verdugo caníbal enfrentado a una comida de memoria lecteriana.
La voluntad citacionista de Roth no se agota en los cameos mencionados, sino que, buen alumno de Tarantino, logra infundir la película de referencias, explícitas o no, a nuestro cine de género de hace treinta años (mientras que en el primer "Hostel" el homenaje era todo para el moderno cine de terror/pulp oriental): la escena en Roma es explicativa (escena sin embargo rodada en realidad en Praga!) y el consiguiente viaje en tren no puede más que recordar a la mente del espectador cinéfilo "El último tren de la noche" de Aldo Lado; se continúa con una cita al mito de la noble sanguinaria Elizabeth Bathory, varias veces llevada a la pantalla por nuestros directores (un título entre todos es "El plenilunio de las vírgenes" de Paolo Solvay); se describe luego una nobleza decadente y corrupta como ocurría en las películas góticas de los años 60, para terminar con una escena de indudable crueldad efectista que recuerda directamente a una frecuente "castigo" más veces llevada a las pantallas en nuestros viejos cannibal movies.
La violencia mostrada en "Hostel: Part II" es de gran ferocidad y si se compara con la crudeza tan alabada de la primera película, resulta sí más parca en el número de escenas en las que es exhibida, pero mucho más cruel y enferma, basta citar la ejecución del niño a sangre fría (un poco demasiado gratuita a decir verdad) para darse cuenta.
También la crítica explícita a la exasperación del capitalismo y a la mezquindad de una aristocracia moderna en evidente estado de declive moral está aquí presente y aún más sentida en comparación con la película anterior, gracias a la descripción de la iniciación al círculo de la muerte a la que deben someterse los dos futuros verdugos, seguidos en paralelo a las aventuras de las cuatro jóvenes protagonistas.
En conclusión, "Hostel: Part II" se presenta como una película extremadamente cruda, en las imágenes y en los contenidos, seguramente más cuidada en comparación con su precuela aunque menos divertida (sobre todo en la primera parte) y con el inconveniente de la ausencia de la novedad de la franquicia anterior.