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Roberto Giacomelli
•Un grupo de pequeños delincuentes es transportado al Hotel Blackwell para llevar a cabo la reforma del edificio dentro del programa de trabajos socialmente útiles: la recompensa por el trabajo realizado será un mes menos de cumplir en prisión. Los jóvenes delincuentes son acompañados por los agentes Anders y Williams; este último agredido años antes por un enorme psicópata que le había matado a su compañero y amputado un brazo, antes de escapar. Pronto, el grupo de jóvenes se dará cuenta de que en ese edificio no están solos y que alguien los espía a través de agujeros en las paredes y espejos falsos: esa persona es Jacob, el asesino que tiempo atrás había agredido al agente Williams y que ahora se refugia entre las paredes de ese hotel decadente.
Se dice que los ojos son el espejo del alma; y esta es la filosofía asesina que motiva los actos del psicópata loco interpretado por el coloso luchador Kane (nombre artístico de Glen Jacobs), un asesino moralizador acostumbrado a reconocer en los ojos de las personas sus actos pecaminosos. ¿Y quién podría estar más manchado por el pecado que un grupo de jóvenes delincuentes dedicados al tráfico y al robo? Así, la carne de cañón será servida al asesino en una bandeja de plata, tan rica en jóvenes y apetitosas víctimas dedicadas al pecado, para endulzar la ya desgastada tradición del teen slasher a la americana.
"El Coleccionista de Ojos" (título original "See No Evil"), primera película producida por la WWE, federación internacional de lucha, intenta revivir el género del slasher movie introduciendo una estrella absoluta del deporte espectáculo más famoso y amado del mundo como antagonista de la película; y es precisamente la figura del psicópata Jacob Goodnight el motor central y el aspecto más logrado de esta peliculita. El gigante Kane tiene el rostro y la físico del rôle perfecto para interpretar un monstruo asesino, de modales rudos y brutales, resultado de una infancia pasada a merced de una madre loca y castradora, obsesionada por la religión y dedicada a una extrema educación punitiva hacia el hijo; una relación a veces simbiótica capaz de añadir un nuevo tassello en la obra de desestructuración de la familia americana, comenzada ya en las películas de los años 60. La figura del asesino Jacob es sin duda acertada y fascinante, aunque no muy original (el espectador más avezado reconocerá claros guiños a Norman Bates de "Psycho", a Leatherface de "No abras esa puerta" e incluso a Carrie White de "Carrie"), así como matizada entre lo cruel/brutal y lo patético; y de hecho se nota cómo toda la historia ha sido construida exclusivamente en torno al personaje del villano interpretado por Kaine, ya que el resto de personajes no logran salir de los cánones del estereotipo y la caricatura del slasher movie (está el matón arrogante, el nerd experto en informática, la animalista que terminó en la cárcel por defender justas causas, la supuesta lesbiana, la femme fatale...). También el guión del debutante Dan Madigan está lleno de lugares comunes que el espectador experimentado reconocerá fácilmente, consiguiendo a menudo anticipar eventos y chistes.
Quedará pues claro que "El Coleccionista de Ojos" no se distingue de la masa ni por originalidad, ni por construcción narrativa y delineación de personajes. ¿Qué será pues lo que salvará a esta película? Además del personaje del asesino ya mencionado, se puede apreciar un uso desmedido de la violencia gratuita que a menudo desemboca en gore más explícito: se pasa de numerosas escenas en las que Jacob saca los ojos de las víctimas, hasta personas clavadas, destrozadas por perros callejeros, enganchadas, llegando incluso a una escena en la que se hace tragar un teléfono móvil hasta el ahogamiento. En resumen, no se llega al splatter, pero en "El Coleccionista de Ojos" la sangre corre copiosa.
Luego, se salvan también las buenas escenografías de Michael Rumpf, constituidas por el lúgubre hotel, explotado a fondo en todo su encanto arquitectónico decadente y a ratos gótico; y la dirección de Gregory Dark, autor de algunos videoclips y de numerosísimos pornos, caracterizada por un uso meritorio de virtuosismos de cámara y un marcado gusto por el ritmo.
En conclusión, "El Coleccionista de Ojos" es un slasher como tantos otros, rodado exclusivamente en función de una estrella del deporte (Kane) para lanzarla al mundo del cine. Divertida y con el mérito de saber entretener, sí, pero sustancialmente también bastante inútil.