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Roberto Giacomelli
•Aubrey es una joven de diecinueve años de buena familia con pasión por la escritura creativa. Una noche, la chica desaparece y la policía piensa que ha sido secuestrada por un peligroso maniaco que ya ha matado a una de sus coetáneas. Tras algunas semanas, Aubrey es encontrada al borde de la carretera en estado crítico: le han amputado el brazo derecho y los médicos se ven obligados a amputarle la pierna debido a las numerosas lesiones infligidas y ahora infectadas. Cuando Aubrey se despierta, sin embargo, no reconoce a sus padres y afirma llamarse Dakota, ser huérfana y ganarse la vida como bailarina en un local de striptease. Mientras la policía investiga para localizar al maniaco, Dakota busca aclarar su caso y por qué todos la confunden con otra persona.
Flopando en taquilla y ganando un número "ragguardevole" de premios en los Razzie Awards 2007, "El nombre de mi asesino" llega a Italia directamente para el mercado del vídeo doméstico, después de haber sido anunciado varias veces en salas. No se entiende claramente el motivo que ha llevado a Moviemax a distribuir la película directamente en DVD (probablemente el flop en las taquillas estadounidenses), hecho está que la película con Lindsay Lohan como protagonista se ha ganado ya una fama de "culto" que no hace justicia a la verdadera calidad de la obra.
"El nombre de mi asesino" no funciona bien, esto es evidente desde los primeros minutos, y los problemas macroscópicos de guion y de gestión del ritmo son probablemente tan invasores que oscurecen lo bueno que la película de Chris Sivertson tiene para ofrecer. ¿Por qué la película en cuestión tiene una serie de buenas cartas jugadas que no deben subestimarse y, a fin de cuentas, se podría quedar agradablemente impresionado por algunas intuiciones más que buenas.
En primer lugar, digamos que la muy criticada Lindsey Lohan, a quien le fue otorgada una doble estatuilla en los mencionados Razzie Awards (mejor pareja en pantalla, ya que interpreta un doble papel), se las arregla egregiamente en un papel inédito para ella. La ex reina de las comedias Disney, de hecho, debuta en la ficción (pero el paralelismo con sus anteriores de la vida real no son del todo postizos) en un papel de mala chica que parece encajar a la perfección, tanto que parece mucho más convincente cuando interpreta a la bailarina de striptease Dakota que a la chica agua y jabón Aubrey. Pero Lohan es valorizada sobre todo porque está rodeada de un grupo de actores poco convincentes y poco convincentes que ofrecen una actuación plana y sin color, empezando por Julia Ormond ("El primer caballero"; "El caso insólito de Benjamin Button") y Neal McDonough ("Alta tensión"; "The Hitcher"), que interpretan el papel de los padres de Aubrey/Dakota.
El tema que está en la base de "El nombre de mi asesino" es uno de esos temas pasados de moda y explotados en mil ocasiones: el doppelganger, el doble. Afortunadamente, sin embargo, el tema de Jeff Hammond no es banal y así se logra tratar el tema mirando a un aspecto inédito que no es el caso de revelar aquí; el juego del doble y de la ambigüedad de la situación funciona bastante bien aunque el director Chris Sivertson ("The Lost") quizá exagere en la acentuación de las diferencias entre las dos partes de la misma moneda (Aubrey y Dakota) haciendo un uso tan fascinante como excesivo hasta la náusea de los cromatismos, caracterizando con el azul eléctrico y el rojo brillante las escenas que conciernen a una y a otra.
Pero desafortunadamente, tanto es atractivo y rico en potencial el tema, tanto es desordenado y mal gestionado el guion, siempre obra de Hammond. La película, de hecho, tiene dificultades para arrancar presentando una situación incierta sobre qué dirección tomar y francamente aburrida. Inicialmente, todo comienza en las cuerdas de un thriller adolescente virado de connotaciones realistas-científicas típicas del moderno crime-serial contemporáneo como "C.S.I" o "Cold Case", pero pronto la atmósfera cambia y se ve el deseo de querer clavar el clavo en dirección al torture-porn, gracias a la puesta en escena de algunas escenas de tortura particularmente crueles. Todo gestionado con un ritmo bastante blando. Luego, cuando se entra en el meollo del asunto y la película comienza a adquirir su propia identidad, todo se vuelve más interesante y envolvente, pero ese sentido de farragosidad y superficialidad permanece, probablemente unido también a algún agujero en lo que puede ser considerado un guión desordenado.
Entre altibajos, por lo tanto, "El nombre de mi asesino" resulta finalmente una película no imprescindible pero sin embargo agradable, con más defectos que virtudes, pero seguramente no el desastre que se rumoreaba(ba) por ahí.