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Roberto Giacomelli
•Susan regresa a Dunwich después de muchos años de ausencia acompañada por su esposo Mike, con quien vive en Nueva York. La joven ha vuelto para reclamar una herencia, un viejo molino en el que vivía de niña y ahora abandonado. Al llegar al lugar, se encuentran de inmediato con la hostilidad de los lugareños que les advierten sobre la maldición que pesa sobre el viejo molino. La pareja no presta atención a los rumores, pero, además de las travesuras de Ethan, también él heredero del edificio, comienzan a enfrentarse con una presencia misteriosa que parece realmente habitar el lugar.
Lovecraft y el cine se han encontrado un número relativamente bajo de veces. Hay obras oficialmente adaptadas de sus escritos, entre las que recordamos "La ciudad de los monstruos", "Las vírgenes de Dunwich", "Re-animator", "La criatura" y "Dagon", otras que de una manera u otra se inspiran en el universo del "Solitario de Providence" (cito un título entre todos: "La semilla de la locura"). Entre los primeros está el poco conocido "La puerta cerrada", adaptación del homónimo novela ("The Shuttered Room", en el original) que Lovecraft escribió junto con el amigo August Derleth.
La ambientación de la película dirigida por el televisivo David Greene es típicamente lovecraftiana: una realidad rural en la que hay hostilidad hacia quienes llegan de fuera, un secreto horrible escondido en el tiempo entre las paredes de un lugar decadente, una situación en la que el límite entre el bien y el mal es decididamente tenue. El director Greene y el guionista D.B. Ledrov, por lo tanto, hacen un excelente trabajo de adaptación evocando las atmósferas adecuadas que pertenecen sin embargo a un Lovecraft más terrenal, lejos de los Antiguos y de los miedos ancestrales.
El tema principal de "La puerta cerrada" es la familia y lo que la degeneración de esta institución puede provocar. El comienzo fulgurante nos muestra un foco doméstico amenazado por un mal no definido y no definido que se ensaña en la joven prole en un intento de negación de la continuidad que tendrá clarificación solo en la revelación final. El prólogo y el epílogo ponen la atención en el núcleo familiar de Susan y los secretos que ha escondido durante años, un núcleo familiar ya extinto del que sobreviven destellos parentales dispersos por los campos de Dunwich. Todo lo que está conectado con la familia de Susan lleva consigo un sentido de incorrecto: los padres murieron en circunstancias misteriosas, la tía habla de una antigua maldición y el primo la desea sexualmente de manera insistente y ostentosa. El único dato positivo para Susan es su vínculo con el esposo Mike, un hombre de al menos cuarenta años mayor que ella que encarna claramente una figura paterna para la mujer además de marital.
Buena la gestión de los eventos y de la tensión, que alterna momentos más estáticos dirigidos a la evolución de los personajes a momentos de acción y de miedo. Al respecto, solo el bonito final deja en cierto sentido un regusto amargo por una falta de explicaciones, necesarias en este caso para aclarar algunos eventos que parecen obvios para los personajes pero del todo oscuros para el espectador.
Excelente la actuación del reparto, en el que destacan Oliver Reed ("La implacable condena"; "El gladiador"), que viste los pantalones del rudo primo Ethan y Carol Lynley ("La aventura del Poseidón") que interpreta a la frágil Susan. Gig Young ("Un lazo negro para Deborah") y Flora Robson ("Encuentro de titanes") completan el cuadro de un reparto variado y bien elegido.
"La puerta cerrada" merece ser redescubierta, una buena película envejecida bien y capaz de hacernos conocer un Lovecraft menor, aquel más terrenal que nos cuenta de horrores ligados a la superstición y a la realidad rural.