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Roberto Giacomelli
•Juan y Sonia son una joven pareja con un bebé recién nacido y acaban de comprar una casa recientemente restaurada. Para asegurarse de que el bebé no tenga problemas durante la noche, Juan compró e instaló un monitor de bebé de última generación, que permite no solo escuchar al bebé, sino también verlo en una pantalla. La primera noche, sin embargo, no es muy tranquila y los jóvenes esposos ven en la pantalla del monitor de bebé a un extraño que parece querer secuestrar a su hijo; Juan se precipita en la habitación del bebé, pero no encuentra a nadie. Las visitas continúan en los días siguientes, a pesar de las alarmas instaladas en toda la casa, y la tensión familiar comienza a ser palpable, por lo que Sonia decide irse a vivir con su madre y llevarse al bebé con ella, mientras Juan se queda allí para descubrir quién es el misterioso individuo que deambula dentro de la casa por la noche y qué quiere.
“Películas para no dormir” es una serie de seis películas para televisión producidas por la española Telecinco en asociación con la Filmax de Julio Fernández.
Las seis películas, de una duración media de poco más de una hora cada una, pueden considerarse la respuesta española a los estadounidenses “Masters of Horror”, en la medida en que ponen en escena un puñado de breves historias de terror dirigidas por conocidos directores del género.
Los seis directores involucrados son: Alex De La Iglesia, Jaume Balagueró, Enrique Urbizu, Paco Plaza, Chicho Ibáñez Serrador y Mateo Gil.
El título de esta serie puede considerarse una cita de una serie de televisión española emitida esporádicamente de 1964 a 1982 con 31 episodios en total: “Historias para no dormir”.
Alex de la Iglesia es un director polifacético pero que sustancialmente gira comedias. Su carrera de casi veinte años está marcada por cultos indiscutibles que esquivan con inteligencia los géneros y mezclan con naturalidad diferentes registros expresivos: se va de la ciencia ficción semi splatter de “Acción Mutante” al horror satánico de “El día de la bestia” hasta el pulp “Perdita Durango” llevando siempre como estandarte el tono desenfadado de la comedia negra y del exceso explotativo. Solo “La comunidad” y “Crimen Perfecto” juegan abiertamente a cartas descubiertas, mostrando su naturaleza grotesca y caricaturesca en cada elemento,
sin dejar de lado el gusto por la cita trans-género. Con su prueba para la serie de televisión “Películas para no dormir”, De la Iglesia no se desmiente y si fundamentalmente “La habitación del niño” es un horror más de lo que lo era “El día de la bestia”, las zarpas de humor y las situaciones paradójicas no faltan.
La historia a primera vista podría hacer pensar en la ghost story canónica de esas que hoy en día están muy de moda en España: nos lo susurra el prólogo (al cual probablemente ha bebido Aja para su “Riflessi di paura”, ver para creer!) y nos lo confirma el itinerario narrativo inicial que la historia emprende. En cierto sentido, sin embargo, se trata de humo en los ojos y “La habitación del niño” reserva algunas sorpresas que logran distinguir esta película de la masa. De la Iglesia logra jugar magníficamente con las atmósferas, regalando al espectador también algún momento de miedo bien colocado y una tensión constante en las escenas que lo requieren; todo ello, sin embargo, está acompañado de interrupciones irónicas y puntuales, como las visitas de Juan a la tienda o sus encuentros/enfrentamientos con el jefe de oficina.
Muy buenas las pruebas interpretativas del elenco, comenzando por el protagonista Javier Gutiérrez (“Crimen Perfecto”) y la coprotagonista Leonor Watling
(“Lección 21”; “The Oxford Murders”). El director, como de costumbre, da una excelente prueba detrás de la cámara, apoyado también por la escenografía funcional representada por la casa que aparece tan normal como inquietante. Si queremos buscar algún defecto, podríamos señalar el trazo superficial y estereotipado de algunos personajes secundarios, como el compañero de oficina de Juan y la anciana que parece tener las respuestas al misterio.
En definitiva, sin embargo, “La habitación del niño” es un buen horror, fluido y cargado de sugerencias, adecuado tanto para los amantes de la ghost story ibérica como para quienes buscan una historia original.