RG
Roberto Giacomelli
•En un tranquilo y adormecido barrio residencial de una ciudad americana no bien especificada, la vida transcurre tranquila y Halloween está ya a la vuelta de la esquina; los niños se preparan para hacer "truco o trato" en la noche de Todos los Santos. Pero una amenaza se cierne sobre ese barrio desde hace años: se trata del señor Nebbercracker, un viejo cascarrabias que pasa el tiempo al acecho, listo para echar a cualquiera que pise su propiedad y secuestrar los juguetes que, involuntariamente, los niños mandan a su jardín. Un día, DJ y su amigo Timballo mandan la pelota al jardín de Nebbercracker; DJ, en su intento de recuperarla, se enfrenta al dueño del terreno, el cual tiene un repentino malestar y es llevado de urgencia al hospital. A partir de ese momento, la casa de Nebbercracker parece cobrar vida propia y comienza a devorar a cualquiera que se acerque a la propiedad. Será tarea de DJ, Timballo y su nueva amiga Jenny descubrir el misterio y enfrentar la Casa.
¿Y quién ha dicho que las caricaturas son cosa de niños? Con "Monster House", caricatura en 3D producida por Steven Spielberg y Robert Zemeckis, nos encontramos ante un singular caso de horror animado difícilmente clasificable con una etiqueta de género bien definida. Si bien la base de partida es la clásica aventura animada para jóvenes, con la consiguiente inclusión de tonos de comedia, el tema tratado y el dramatismo de algunas escenas hacen de "Monster House" un verdadero fanta-horror, perfectamente disfrutable por parte de adultos y amantes del horror. De hecho, la cuestión espinosa está precisamente en haber querido guiñar el ojo a los horrorófilos hasta el punto de dar vida a un producto demasiado "aterrador" para un público infantil... y de polémicas al respecto, en su distribución en EE.UU., las ha habido.
Partiendo de situaciones que pueden recordar "Ballata Macabra" de Curtis y "Ammazzavampiri" de Holland, el joven director Gil Kenan lleva adelante una historia fascinante y envolvente que nos pone en los zapatos de tres niños que parecen salir directamente de "I Goonies", tres niños en plena pubertad permanentemente indecisos entre su actuar "adulto", demasiado verde, o dar rienda suelta a los brotes de genuina infancia que aún tienen el predominio. Los tres protagonistas parecen atrapados en un mundo artificial que no tiene existencia más que en su barrio, un mundo hecho de adultos distraídos deseosos únicamente de demostrarse a sí mismos que son buenos padres con un simple e insistente "te quiero" dicho antes de alejarse para el fin de semana.
El guion de Dan Harmon y Rob Schrab logra magníficamente jugar con los estereotipos que nos han proporcionado años y años de cultura pop, pasando desde la niñera incorrecta que invita a su novio al "lugar de trabajo" y monopoliza el teléfono y la televisión sin importarle el niño que debe cuidar; hasta el chico del fast food, asistente a convenciones de ciencia ficción y campeón de videojuegos, por lo tanto, un nerd hasta la médula, dispensador de buenos consejos sobre cómo "vencer el mal".
Absolutamente impecable resulta luego la dirección de Kenan, capaz de carretillas y planos secuencia de una eficacia y una elegancia únicas, admirables ya desde la larga secuencia de apertura en la que el encuadre sigue una hoja en su ligero aleteo hasta la casa-monstruo, en un mix de maestría y citacionismo (no se puede evitar pensar en "Forrest Gump").
Naturalmente, en el aspecto técnico "Monster House" es prácticamente perfecto, testimonio adicional de que la animación digital ha alcanzado niveles realmente muy altos; en este caso se utilizó una innovadora técnica de motion capture, útil para hacer los movimientos y las expresiones de los personajes más fluidas y realistas. Las escenas de acción están bien coreografiadas y suficientemente espectaculares, sin hablar luego de la Casa-monstruo, óptimamente realizada y a ratos realmente inquietante.
En resumen, "Monster House" es un dibujo animado, con mucha probabilidad, más apreciable por parte de un público adulto que por niños, capaz de mezclar con gran maestría el miedo y el entretenimiento, el horror y la comedia, logrando dejar huella en el ya inflado escenario de la animación en 3D. Un pequeño culto para ver y volver a ver.