Mulholland Drive backdrop
Mulholland Drive poster

MULHOLLAND DRIVE

2001 FR HMDB
junio 6, 2001

Betty, una joven aspirante a actriz, llega a Los Ángeles para convertirse en estrella de cine y se aloja en el apartamento de su tía. Allí conoce a Rita, una mujer que padece amnesia a causa de un accidente en Mulholland Drive. Las dos juntas deciden investigar quién es Rita y cómo llegó hasta allí.

Directores

David Lynch

Reparto

Naomi Watts, Laura Harring, Justin Theroux, Ann Miller, Mark Pellegrino, Robert Forster, Dan Hedaya, Angelo Badalamenti, Patrick Fischler, Brent Briscoe
Dramma Thriller Mistero

RESEÑAS (1)

AG

Alessio Gradogna

En "Mulholland Drive", una joven morena sufre un accidente y pierde la memoria. Una joven rubia aspirante a actriz se va a vivir a Hollywood en un apartamento dejado a su disposición por una tía y allí encuentra a la morena, alterada e incapaz de recordar nada. Entre las dos nace primero la amistad y luego la atracción sexual (sí, en "Mulholland Drive" hay también una escena lésbica, y está bien hecha y llena de erotismo), y entre la búsqueda de la identidad perdida y una historia paralela que muestra la difícil producción de una película se desarrolla una trama que se entrelaza hasta un final que desbarata todas las perspectivas espacio-temporales de la historia. El silencio. El cuerpo que pierde toda su connotación referencial. El sujeto que se transforma en un devenir perpetuo. La transfiguración de la identidad como muerte del sentido. La oscuridad y el misterio correlativos en el ineffable sentido del ser. El genio absoluto de un director que se desinteresa de la coherencia narrativa para sumergir al espectador en un lúgubre espectáculo de representación onírica que se hunde en la inquietud y que deja conmocionados en el alma y estupefactos en la mente. Todo esto es "Mulholland Drive", la obra más reciente de quien es quizás el más grande director vivo (aunque el circo de Hollywood parece no darse cuenta prefiriendo otorgar el Oscar al modesto artesano Ron Howard), un director al que se adora o se odia, por el cual se pierde en un culto infinito o se horroriza ante la incomprensibilidad de un cine del que los paladares blandos y convencionales huyen a toda prisa. Quien conoce a Lynch, quien ha visto obras maestras como "Blue Velvet", "Eraserhead", "Twin Peaks", "Fire Walk With Me", sabe que ver una de sus películas significa arriesgarse. Arriesgarse a no entender nada, arriesgarse a sentir cierta irritación ante un aparente batiburrillo de imágenes y significados que parecen puestos allí sin ningún nexo lógico, arriesgarse a quedar marcados por la materialización de nuestros peores pesadillas, arriesgarse a una especie de locura mental y física temporal (o quizás definitiva). Y sin embargo esto es arte, en estado puro, como raramente se ve. Entonces se puede dejar pasar y verse una peliculita de puro entretenimiento con cero pretensiones y cero originalidad y ninguna profundidad. O se puede tomar el riesgo, y se descubre que Lynch es un autor tan espléndido que definirlo con palabras es casi imposible. Lynch juega con el espectador, se cita a sí mismo (en la película aparece el mítico enano de la habitación roja de "Twin Peaks"), se vale de dos buenas y bellas protagonistas, las emergentes Naomi Watts y Laura Harring, se acompaña con las espléndidas músicas del todopoderoso Angelo Badalamenti (que también actúa en una pequeña y divertidísima escena), nos aterroriza e hipnotiza con la clase de cada encuadre, gana una merecidísima Palma de Oro a la mejor dirección en el festival de Cannes (donde, a diferencia de los Oscar, el concepto de cine de autor aún cuenta algo), y nos lleva una vez más dentro de la pesadilla. A veces vale la pena arriesgarse.

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