MF
Massimo Filograna
•Han pasado un año desde el último enfrentamiento con Freddy. Alice ahora es una mujer y está a punto de convertirse en madre. El problema es que el hijo por nacer de Alice, habiendo heredado las capacidades médium de su madre, tiene la capacidad inconsciente de llamar a Freddy desde la tumba. Y así, nuestro Freddy "Garra de acero" prepara un nuevo plan: reencarnarse sustituyendo el alma del bebé en el vientre de Alice por la suya. Pero para hacerlo necesita energía y, por lo tanto, nuevas almas. La primera víctima será el padre del bebé, quien, habiendo sobrevivido al cuarto capítulo, aquí encuentra un final horrible al fusionarse en plena carrera con su motocicleta y estrellarse contra un camión. Alice parece esta vez incapaz de detener el plan de Krueger, ya que la clave del poder de Fred está encerrada en el alma misma del bebé que crece en su vientre, lo que inhibe sus poderes... Pero afortunadamente intervendrá el fantasma de la hermana Amanda Krueger, la madre de Freddy, para frustrar el plan de su hijo malévolo. El clima de la película se acerca al de las dos primeras. Freddy es menos "simpático" y mucho más cínico. Los chistes son cortantes, menos ingeniosos, pero estamos a años luz del personaje ideado por Craven. Final insulso, apresurado y predecible. El verdadero título era "The Dreamchild", pero los habituales distribuidores italianos poco fiables lo titularon "Il Mito" por oscuras razones. La misma versión cinematográfica, según una entrevista concedida por Hopkins, fue mutilada de 15 minutos de escenas splatter, y algunas secuencias (como la del frigorífico) se han vuelto incomprensibles. El mismo destino del bebé sigue siendo un misterio y, de hecho, en la siguiente no habrá rastro ni de Alice ni de su hijo, quien según las intenciones del guionista debería haber sido el hijo del sueño que luego en el capítulo final debería haber matado a Freddy en su propio campo de juego: el sueño. Buenos efectos especiales y la actuación de la madre Alice y de la hermana Amanda. Pero al final deja en el espectador un sentido de incompleto.