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Andrea Costantini
•Jenny y Linsday, dos turistas estadounidenses de vacaciones en Alemania, quedan atrapadas en una oscura carretera en medio del bosque debido a un pinchazo. Después de ser acercadas por una especie de maniaco, las dos chicas deciden adentrarse en el bosque en busca de ayuda, encontrándose con una lujosa villa. El propietario es el doctor Josef Heiter, un cirujano especializado en la separación de gemelos siameses, ahora jubilado, que se ofrece amablemente a ayudar a las dos jóvenes estadounidenses. En lugar de llamar al servicio de asistencia en carretera, el doctor droga a las chicas y las encierra en el sótano, con la intención de utilizarlas para un proyecto de cirugía loco.
Al recorrer las páginas de Internet que hablan de cine de terror, es prácticamente imposible no encontrarse con un artículo que hable de esta criatura humana de mil patas. A primera vista y con un análisis furtivo del título, lo que viene a la mente del espectador devorador de películas de terror de baja calidad es una criatura mutante espantosa, grande como un edificio, con decenas y decenas de patas de insecto y la cabeza de un ser humano, en referencia a las criaturas míticas de la ciencia ficción de hace cincuenta años. Comprensible y bastante repulsivo.
Nunca la verdad estuvo tan lejos porque el milpiés en cuestión no es un artrópodo alterado genéticamente, sino el resultado de una delicada intervención quirúrgica realizada por un médico tan brillante como loco que quizá no tiene igual en la historia del género. Y el resultado va más allá de la criatura mutada por radiación. Mucho más allá.
Un lumbrera de la cirugía, experto en la separación de gemelos siameses, decide intentar lo que nadie había hecho antes. No separar. Unir. Con una explicación escalofriante acompañada de un proyector y diapositivas, el Dr. Heiter explica a las víctimas atadas a la mesa de operaciones y al público clavado en la pantalla su proyecto loco y la técnica que utilizará para llevarlo a cabo: unir a los tres pobres desgraciados conectando quirúrgicamente la boca y el ano y crear así una criatura nunca antes vista, con un solo aparato digestivo. Solo se puede imaginar lo que sucederá cuando el primer elemento del milpiés, la cabeza de la creación, necesite ir de cuerpo.
Seguramente la idea de Tom Six, director holandés aquí también a cargo del guión, la producción y el montaje, es una de las más fuertes y perturbadoras del cine de los últimos años. Era difícil pensar en torturas peores que las que hemos visto en los diversos capítulos de "Saw" o más horribles que los suplicios de "Martyrs" y, sin embargo, cuando se dice que no hay más imaginación para este tipo de películas, aparece un nuevo joyero del asco. Pero no se trata de una película splatter como lo dejaría suponer la trama, al contrario, hay pocos momentos sangrientos y en la mayoría de ellos las heridas están ocultas por vendajes. A pesar de esto, el resultado es sorprendentemente efectivo. Se te mete en el estómago y te pone mal, incluso mostrando poco, porque en esta película, lo que duele es el concepto.
En manos equivocadas, la película podría haberse convertido en un baño de sangre, alineándose así con el estándar de los splatter actuales, resultando en un producto cualquiera y arruinando la idea de base genial.
A cargo de este teatro de los horrores estomacales está el doctor Josef Heiter, un sádico filonazi loco como pocos y, sobre todo, completamente fuera de sí, interpretado perfectamente por Dieter Laser y que seguramente entrará en el imaginario colectivo como el mad doctor por excelencia.
Si se quieren encontrar aspectos negativos en la película, se podría hablar de la escasa caracterización de los personajes, pero esto no es necesario porque las dos chicas y el asiático son verdaderos animales de laboratorio. Tampoco tenemos una historia de fondo para el doctor donde se desglose la motivación de su locura, pero esto no es necesariamente un aspecto negativo y el aura de misterio que rodea la figura del cirujano acentúa su maldad. Hay algunas redundancias en el desarrollo de la historia que, una vez presentada la criatura, podrían hacer bajar la atención del espectador. Aunque la única verdadera caída de estilo es la intervención de los policías, desafortunadamente ridículos y nada creíbles.
Dicho esto, el resto de la película merece el apelativo de película de culto: los escenarios son perfectos y la casa luminosa, ordenada y limpia, el jardín bien cuidado y la aparente normalidad chocan con la suciedad de los objetivos del doctor, en una serie de escenas que quedarán grabadas por su locura, repulsión y atracción. Un amante del género no podrá evitar quedar fascinado.
Por último, habría que detenerse un momento en el dicho "ponerse en la piel de alguien" y, sobre todo al final, el efecto será devastador.
Curiosidad: la película es citada en un episodio de "South Park" titulado HUMANCENTiPAD donde Steve Jobs interpreta el papel del doctor Heiter y une a Kyle con otras personas para alimentar un iPAD.
Es el primer capítulo de una trilogía compuesta por "First Sequence", "Full Sequence" y "Final Sequence". La idea base de la trilogía es la misma, pero el asco y el número de componentes del milpiés se elevan de manera exponencial.