VD
Vincenzo de Divitiis
•Hace varios años, el doctor Markus experimentó un nuevo fármaco, denominado T-Virus, para curar a su hija Alicia de una grave enfermedad que provoca un envejecimiento prematuro del organismo. Pero el fármaco tiene una gran contraindicación: infecta a las personas convirtiéndolas en bestias agresivas y caníbales. Una vez en manos equivocadas del doctor Isaacs, se convierte en un arma con la que la Umbrella Corporation intenta aniquilar a toda la humanidad. Años después, tras superar mil peripecias, Alice tiene la gran oportunidad de poner fin a todo esto gracias a la ayuda de la Reina Roja, el ordenador de seguridad de la empresa, que le sugiere que vaya a Raccoon City para recuperar el antídoto del T-Virus que se propaga por vía aérea. Así comienza la última y explosiva lucha entre las fuerzas del bien y las del mal para salvar el mundo... no sin furiosos enfrentamientos y, sobre todo, muchos giros inesperados y regresos del pasado.
Para todos aquellos que crecieron entre los años noventa y dos mil, el videojuego de Capcom "Resident Evil" fue sinónimo de tardes pasadas encerrados en su habitación matando zombis y monstruos de todo tipo entre un tentempié y otro. Imagina, pues, el gran entusiasmo que acompañó el lanzamiento del primer capítulo de esta saga en 2002. Sin embargo, desde el principio, con la salida de George Romero del proyecto y otros problemas de producción, la serie no parecía nacer bajo una buena estrella. Con el tiempo, el entusiasmo inicial dio paso a la decepción, ya que, a excepción del excelente tercer episodio dirigido por Russell Mulcahy, todas las secuelas posteriores resultaron ser productos mediocres en los que el horror se sacrificaba en el altar de una vena de acción de baja calidad y mal realizada.
"Resident Evil: The Final Chapter" tampoco escapa a esta tendencia negativa. Este sexto – y se espera último – capítulo dirigido por Paul W. S. Anderson, quien inició la serie y escribió los guiones, es una película mediocre, confusa y sin una lógica bien definida, como lo demuestra la dificultad para resumir la trama mencionada anteriormente.
Desde el punto de vista de la escritura, los defectos son ahora conocidos: un guión con lagunas que presenta giros forzados y personajes que regresan del pasado sin una motivación clara y una caracterización de los personajes cercana a cero. Las cosas no mejoran ni siquiera desde el punto de vista del simple entretenimiento, con el gran inconveniente de que, como se ha observado también en los capítulos anteriores, el horror desaparece por completo, con los zombis casi del todo ausentes y sustituidos por monstruos voladores más parecidos a los dragones típicos de la fantasía, y las numerosas escenas de acción están rodadas de la peor manera. Un ejemplo claro en este sentido es la larga secuencia – quizás demasiado larga – en la que Alice y sus compañeros se defienden del Dr. Isaacs y su ejército lanzándoles chorros de fuego, en la que, sin embargo, no se entiende mucho y el desarrollo de los eventos solo puede ser imaginado.
En resumen, "Resident Evil: Final Chapter" es un barco que hace agua por todas partes y ni siquiera los actores poco expresivos, entre ellos una Milla Jovovich cuyo personaje es tan hábil para matar monstruos de todo tipo como plano, Iain Glen en el papel del Dr. Isaacs y otros actores como Ali Larter, Shawn Roberts y Eoin Macken, salvan el naufragio.
La saga de Resident Evil, en conclusión, se despide de sus fans con un episodio final fallido, impalpable e incluso inconcluso, ya que, como veréis, el final deja puertas abiertas inexplicables a otra secuela innecesaria.