LP
Luca Pivetti
•Finales del 1500: la guerra entre Rusia y Suecia está llegando a su fin. Para redefinir las fronteras de los dos países al término del conflicto, dos hermanos de la facción escandinava son enviados a los lugares más remotos hasta llegar a un pueblo del cual desconocían la existencia. A partir de ese momento, comienzan a ocurrir eventos misteriosos e inquietantes alrededor de la Sauna del pueblo, quizás relacionados con algunas hazañas de los dos hermanos que deberían permanecer en secreto.
¿Es la Escandinavia el nuevo generador de talentos del Viejo Continente en el ámbito del terror?
La pregunta es legítima, considerando el buen número de películas de calidad provenientes de la península del norte, entre "Dead Snow", "Skjult" y la aclamada "Déjame Entrar". Pronto (se espera) llegarán "Rejkiavyk Whale Watching Massacre" y "Stone's War" (id a disfrutar los tráilers y ¡buena recuperación!) a aumentar la dosis, pero mientras tanto, a la cabeza de estas salidas decididamente suculentas, encontramos "Sauna" del finlandés Antti Jussi-Annila, auténtica obra maestra de terror autoral, tan bella como difícil de digerir.
Pero por una vez no nos referimos a sangre y tripas en las paredes, a asesinos psicópatas que persiguen a doncellas semidesnudas y mucho menos a sádicos que matan a chicos dementes con la ley del talión: aquí hablamos de una película difícil de digerir porque nos encontramos ante una obra compleja, estratificada, profunda e intensa, que deja de lado la violencia por un enfoque mucho más metafísico-filosófico.
"Sauna" es una película más única que rara en su rechazo a esquemas preestablecidos y evitar categorizaciones en géneros bien específicos y, junto con pocos otros ("Antichrist" o "Martyrs"), se posiciona como líder de un nuevo terror más conceptual (y de autor, por supuesto) que, si se explota adecuadamente, podría dar mucho a nuestro género preferido, siempre que el público sea consciente de lo que se avecina.
En estos casos hay que mantener la mente bien encendida, hay que prestar atención a los detalles, hay que hacerse preguntas y buscar las respuestas por uno mismo, porque el muy preparado Antti Jussi-Annila no deja nada al azar pero se niega a tratar al espectador como un niño retrasado, y quiere que sea él quien tire de los hilos del discurso una vez que aparecen los créditos finales.
Por lo tanto, en este tesoro de película, el director (también guionista) estimula nuestros sentidos y nuestra conciencia mezclando cristianismo (pecado/culpa/redención) con las tradiciones escandinavas, en particular finlandesas, relacionadas con el lugar de la Sauna. Para ser comprendido aún más, de hecho, la película de Jussi-Annila requiere un mínimo de estudio de las tradiciones nórdicas: para la crónica, por ejemplo, la Sauna era considerada en la antigüedad como una Iglesia, un lugar sagrado donde se daba a luz, donde se purificaban los cuerpos de los muertos y donde también se iba para sanar. La sauna, además, siempre ha sido la primera construcción de un grupo de personas cuando estas se mudaban. Y aún más, el agua es el paso al reino de los muertos.
Todas las nociones que el espectador debería tener en mente mientras ve la película, pero quien no tenga esa posibilidad no se desespere, al final estamos ante una obra que, jugando con la ambigüedad y el hermetismo, es por fuerza de cosas abierta a más interpretaciones.
"Sauna" es un terror intrigante, con influencias a veces lynchianas, que trabaja a nivel subliminal a través de sugerencias, imágenes, sonidos, palabras y nunca a través del festival de la tripa: esto podría decepcionar a muchos y, de hecho, estamos ante una obra indudablemente valiente en su deseo de indicar un nuevo camino por descubrir, un camino que quizás pocos directores intrépidos captarán, pero que alguien, por el bien de nuestro género preferido, debe captar absolutamente.
El ritmo es lento, dilatado, pero la tensión es continua y reptante y nunca nos aburrimos, fascinados por una dirección elegante (pero nunca autocelebrativa) y por una fotografía plomiza que sumerge al espectador en un lugar aparentemente (?) fuera del tiempo y del espacio. Sensación amplificada precisamente por el edificio de la Sauna, tan "alien" al entorno circundante, casi una grieta en una dimensión prohibida al hombre, o interna al mismo.
El clímax alcanza su punto máximo en la escena final, obra maestra dentro de la obra maestra, de impacto visual explosivo y monstruosamente escalofriante, epitafio digno de una obra magniloquente y complicada, pero que recompensa plenamente del tiempo pasado para verla y comprenderla.
Mención de honor para los actores que interpretan a los dos hermanos, ambos intensos y perfectamente inmersos en sus roles, y a un departamento técnico (chapeau también al montaje) que no tiene nada que envidiar (pero mucho que enseñar) a producciones con presupuestos mucho más elevados.
Entre los "must" de los últimos años, "Sauna" merece un lugar destacado, siendo uno de los terrores más "importantes" salidos después del 2000, no solo porque nos hace conocer a un director indudablemente capaz, no solo porque por una vez se trata de una obra original y fascinante, sino también porque demuestra que en manos de gente experta y valiente, el cine de terror puede dar mucho y explorar profundidades aún inexploradas y, por lo tanto, todas por descubrir.
Ojalá que muchas nuevas generaciones se provean de bolígrafo y bloc de notas y comiencen a tomar apuntes.
Entra también tú en la Sauna, si tienes el valor.