Shuttle backdrop
Shuttle poster

SHUTTLE

2008 US HMDB
marzo 8, 2008

Cuando Jules y Mel vuelven de sus vacaciones, se encuentran en el areopuerto en medio de una lluviosa noche que parece más oscura de lo natural. Queriendo volver a casa pero con pocas opciones de hacerlo esa misma noche, por culpa de las condiciones climatológicas, alquilarán un pequeño autobús en una pista de despegue privada propiedad de Tony Curran, su conductor. Lo que pensaban que sería un breve viaje de vuelta al hogar se tornará en una descenso a la locura y las tinieblas

Directores

Edward Anderson

Reparto

Tony Curran, Peyton List, Cameron Goodman, Cullen Douglas, Dave Power, James Snyder, Tom Kemp, Kaylan Tracey, Jen Alison Lewis, James Ryen
Horror Thriller Crime Mistero

RESEÑAS (1)

RG

Roberto Giacomelli

Mel y Jules son dos chicas de regreso de unas vacaciones en México. Llegadas al aeropuerto de Boston de madrugada y después de haber tenido que esperar para recuperar la maleta de Mel, que se ha perdido, las dos chicas deciden volver a casa en un shuttle, uno de esos minibuses privados que conectan el aeropuerto con el centro de la ciudad. Junto a ellas en el vehículo, dos chicos que las han estado siguiendo desde el aeropuerto y que quieren intentar algo, y un hombre muy ansioso que tiene prisa por llegar a casa. Después de dar vueltas sin rumbo por las calles desiertas de la ciudad y un accidente que obliga al shuttle a detenerse, los pasajeros descubren que el conductor del vehículo tiene malas intenciones. ¿Sabes cuál es el problema principal de una película que podría tener todas las potencialidades de un culto y que, en cambio, resulta ser solo un filmillo? Empezar con el pie equivocado. El debutante Edward Anderson, que escribe y dirige "Shuttle – El último viaje hacia la oscuridad", comete el error de hacer poco plausible la historia desde el principio, equivocándose en tiempos y lugares de tal manera que al final de la visión, con todos los giros revelados, el espectador exclame "¡Pero algo así nunca sería posible!". En resumen, si los cimientos del material utilizado no son adecuados, el edificio se derrumbará más temprano que tarde. Anderson monta una historia fascinante que, por ciertos aspectos, se acerca al género del torture porn, pero los lugares donde se ambienta la historia y las personas que están involucradas, así como algunos acontecimientos llevados a la escena, chocan con la credibilidad en general. Películas como "El monstruo del camino rural", "Hostel" o "Turistas", por citar tres títulos cercanos a "Shuttle", estaban justamente ambientadas en lugares "insalubres" y alejados de la llamada civilización, o sus habitantes estaban de todas formas involucrados en los hechos, de manera que no dejaban escapatoria creíble a los protagonistas. En "Shuttle" todo ocurre en Boston, en lugares públicos como aeropuertos y estaciones de servicio, y si la quietud irreal de la noche debería crear justificaciones, también es cierto que en 90 minutos de película aparecen testigos oculares de los acontecimientos como si lloviera, los chicos dejan rastros por todas partes y hasta hay un video de vigilancia en la estación de servicio. En condiciones similares, ¿cómo podemos creer que los matones siempre se salen con la suya, incluso atropellando, atropellando a personas y transportando rehenes con las ventanas manchadas de sangre? Algo inevitablemente no cuadra. Pero hagamos una cosa, juguemos la carta de la providencial suspensión de la incredulidad, aunque en este caso forzada, e imaginemos que las calles de Boston después de medianoche están realmente desiertas como el Gran Cañón, que en el aeropuerto nadie usa los vuelos nocturnos, que la gente no se da cuenta del lío, de los gritos y de los disparos. Fingamos que todo esto es posible en una metrópolis americana – aunque el último punto no es tan improbable, de hecho – y entonces disfrutemos del thriller intenso del ingenuo Edward Anderson. La película comienza con una lentitud casi monótona que enmarca un quinteto de viajeros que han caído en el lugar equivocado y en el momento equivocado. El shuttle va y viene por las calles desiertas, un movimiento casi hipnótico, anestesiado por la fotografía grisácea y los chismes de los personajes. Luego, un misterioso accidente, la situación se deteriora, todo se revela como un atraco, luego un secuestro, y la tensión aumenta con giros, algunos muy previsibles, otros menos. Los caracteres de los personajes, en algunos casos, son cortados con el hacha, pero en general resultan más digeribles que la media de producciones de este tipo, con el comodín de las dos protagonistas que resultan bien emparejadas con eficacia (aquella que es más alegre y extrovertida y aquella que es más tímida y reflexiva y que también debe casarse) y bien interpretadas por Peyton List ("Smallville"; "Flash Forward") y Cameron Goodman ("La secta de las tinieblas"). El villano de turno, interpretado por el especialista Tony Curran ("La leyenda de los hombres extraordinarios"; "Underworld: Evolution"), es un personaje extraño, difícil de etiquetar como exitoso o no. Por un lado, se inclina por el sí, apreciando su torpeza y su transformación de cordero en lobo, por otro lado, se le ve caer en los clichés habituales del monstruo indestructible y en un cambio de carácter quizás demasiado repentino. De las dos partes en las que idealmente está dividido el film, se termina por apreciar más la segunda, aunque más convencional, que la primera, demasiado alargada y peligrosamente estática, en la que parece que el guión gira en vacío como el shuttle. El final, por otro lado, es de esos que impactan, duro y casi surrealista, una conclusión que permite a una película en general mediocre quedar en la mente del espectador durante unos días, evitando el olvido al que todo parecía destinado. Si logras pasar por alto los errores o descuidos hechos a nivel de guion, hay una posibilidad de que "Shuttle" pueda satisfacerte, incluso porque mejora con el paso de los minutos. Sin embargo, hay este enorme obstáculo que superar: la falta de credibilidad de toda la operación. Añade media calabaza.

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