FM
Francesco Mirabelli
•Karen Davis, una estudiante estadounidense de medicina, se traslada a Japón como parte de un intercambio escolar. Una vez en Tokio, es llamada para reemplazar a una enfermera que atiende a domicilio a una mujer anciana, gravemente enferma y sumida en un profundo estado catatónico. La joven se dirige entonces a la casa de la señora Emma, donde reina un gran desorden. La pesadilla comienza cuando Karen escucha ruidos inquietantes provenientes del piso superior y descubre huellas extrañas dejadas por alguien que ya no está...
Este filme no es solo el remake de una película de terror japonesa, sino que es el cuarto episodio de una larga serie (que gira en torno al "rencor"), siempre dirigida por el mismo director Takashi Shimizu. Se trata de la versión estadounidense de "Ju-On" (película para televisión japonesa) producida por Shimizu en 2002 junto con su secuela, "Ju-On 2", antes de ser "remakeada" para la pantalla grande en 2003, obviamente solo para el mercado occidental y con más recursos.
La película captó especialmente la atención del público estadounidense, tanto que la recaudación fue absolutamente imprevisible: en la primera semana de proyección se registraron más de 40 millones de dólares en taquilla, y en diciembre la cifra aumentó considerablemente hasta alcanzar aproximadamente 108 millones de dólares.
El descubridor de la película oriental no es otro que Sam Raimi, cineasta de gran talento, que comenzó su carrera con una película de terror inolvidable, "The Evil Dead", que presenta algunas similitudes con "Ju-On" debido a su escenario: una casa embrujada.
Los protagonistas de "The Grudge" son estadounidenses que no podrían ser más estadounidenses, liderados por Sarah Michelle Gellar, famosa protagonista de la serie "Buffy", que se transmitió en todo el mundo de 1996 a 2003. La elección de esta actriz es evidentemente un intento de promocionar la película entre los jóvenes occidentales.
Se han llevado a cabo muchas discusiones sobre la actuación de Gellar, una buena actriz televisiva pero nada más, calificada por algunos como escandalosa. No habiendo visto la versión original y sabiendo cuánto puede influir un doblaje en la percepción de la actuación por parte del público italiano, es mejor pasar por alto este tema y centrarse en cambio en el entorno híbrido de la película: dado que la historia es profundamente japonesa, una operación de trasplante completo al continente americano al estilo "Ring" no era posible. Por lo tanto, se optó por la opción "Erasmus", situando la película en un Japón muy poblado por estudiantes de intercambio, en este caso de medicina, para armonizarse con la historia original que implicaba la asistencia a una mujer demente. A decir verdad, el gran número de estudiantes estadounidenses reunidos en una pequeña ciudad japonesa es un poco sospechoso.
Sin embargo, la operación recrea en cierta medida la atmósfera de aislamiento interno que vive un extranjero en un país culturalmente lejano, mientras que en otros momentos está claro que se trata de un artificio para permitir la narración desde el punto de vista de los espectadores, que en las películas originales no logran identificarse con los protagonistas japoneses.
No es necesario extenderse sobre la trama, virtualmente idéntica a "Ju-On", pero no se puede evitar destacar algunas incongruencias en el guion, que, sin demasiados spoilers, consisten en una situación poco clara respecto al padre, que nunca aparece como "fantasma" a pesar de ser una parte integral, incluso el motor del drama, y el hijo que a veces aparece como muerto (con el maquillaje ya apreciado en "Ju-On") pero que en otros contextos parece incomprensiblemente ser un niño vivo y absolutamente inofensivo.
A pesar del esfuerzo del equipo, este remake producido por el maestro del terror Sam Raimi no resulta ni tan fascinante ni tan aterrador como el original japonés. También cabe señalar el vulgar plagio de la escena del cadáver con el cabello negro que se extiende bajo el sudario: una escena tomada directamente de "Ring 2" de 1999.
En general, sin embargo, la película fluye bien y ofrece al espectador novato una buena dosis de tensión.
Si, en cambio, la historia ya se ha visto, corre el riesgo de parecer aburrida, repetitiva y superficial, como suele suceder con quienes conocen los originales japoneses.