EL GRITO 3

Tras la muerte de su familia, Jake es encerrado en un hospital psiquiátrico, seguido por la doctora Sullivan, quien lo cree involucrado en la masacre ocurrida en un apartamento de Chicago. Mientras tanto, en el mismo edificio donde ocurrieron los misteriosos hechos sangrientos, las muertes continúan hasta que llega Naoko desde Tokio, quien parece conocer la manera de poner fin a la maldición que impulsa al fantasma de Kayako y su hijo Toshio a cosechar innumerables víctimas. La maldición dictada por el rencor de quienes mueren en circunstancias violentas no parece calmarse, por lo que, después de una serie de televisión, dos películas asiáticas y sus respectivos remakes estadounidenses, llega un tercer episodio made in USA, pero – sorpresa – por primera vez en la historia de la saga no está Takashi Shimizu detrás de la cámara. El director japonés, de hecho, ha sido el autor indiscutible de toda la franquicia "The Grudge", escribiendo y dirigiendo todos los episodios de la saga, tanto los nipónicos como los estadounidenses; esta vez, sin embargo, Shimizu pasa la batuta al joven Toby Wilkins, director del splatter "Spliter", reservándose solo el papel de productor ejecutivo. Hay que dejar claro desde el principio que "The Grudge 3" es un producto destinado al mercado de la distribución en video doméstico, por lo que tiene un costo de producción significativamente reducido en comparación con los dos proyectos que lo precedieron, pero a pesar de eso presenta una caja digna, mostrando que en casa Ghost House Pictures hay cierta atención para cualquier película producida. Es una lástima constatar que los méritos de "The Grudge 3" se limitan a la buena caja, porque por lo demás se ha logrado hacer peor que el ya discutible segundo episodio. La primera cosa que salta a la vista – y a la mente – del espectador es la total inconsistencia e inutilidad de la obra, una película que no añade nada a la saga, que nunca despega y que fundamentalmente no tiene nada que decir. Digamos que el guionista Brad Keene ("The Gravedancers") intenta tímidamente insertar una "novedad" que concierne al círculo familiar de Kayako y una posible solución al mal que la impulsa a matar. Pero si la intención estaba allí, en la práctica no se añade realmente nada a la mitología de la saga y ese poco se arroja en la historia de manera superficial, como si ni siquiera el guionista tuviera claras las ideas sobre qué decir o si en realidad ni siquiera lo creía él mismo. El personaje que debería representar un punto de inflexión en el desarrollo de la historia, es decir, la hermana de Kayako, está mal delineado y se reduce a pocas y insignificantes apariciones, así como no convence en absoluto la inserción de los flashbacks sobre la infancia de las dos mujeres, torpes y absolutamente inconsistentes para explicar el "por qué" del mal. Pero el punto culminante de la nulidad se alcanza con el epílogo de la película, en el que el clímax se desarrolla de manera apresurada y confusa, dando por sentados algunos elementos fundamentales para la misma misión de la película, es decir, explicar el "cómo" detener la maldición. En resumen, un trabajo aproximado y superficial que no encuentra un punto a su favor ni siquiera en el componente de entretenimiento, ya que la película transcurre de manera lenta, aburrida y repetitiva, apoyándose en las mismas escenas de supuesta tensión que preveen la aparición de los fantasmas, recicladas de los capítulos anteriores y por lo tanto ahora ineficaces, también porque están gestionadas de manera más suave de lo habitual (y aquí se echa de menos la mano de Shimizu). El director, que proviene del mundo de los efectos especiales y puede contar con el aura casi de culto de su película anterior ("Spliter"), se divierte en acentuar por primera vez en la historia de la saga el componente gore, desafortunadamente sin lograr el intento, vista la gratuidad de alguna escena y la ineficacia general de las escenas de sangre (aunque escasas). El reparto pierde dos rostros fundamentales de la saga, es decir, Takako Fuji y Yuya Ozeki, los actores que interpretaron respectivamente a Kayako y Toshio en toda la saga de "The Grudge" (asiática y estadounidense), aquí reemplazados por Aiko Horiuchi y Shimba Tsuchiya. En el resto del reparto solo aparece el rostro conocido de Shawnee Smith, la Amanda Young de la saga de "Saw", aquí reducida a un pequeño papel que la ve en el papel de una psiquiatra, y a un cameo se reduce también el joven Matthew Knight ("Skinwalkers"), único punto de conexión con la película anterior. "The Grudge" es una saga ya demasiado explotada y cada película adicional demuestra la dificultad de añadir alguna novedad a un guión que ya parecía delgado en su estreno. Este tercer capítulo es inútil y francamente feo en todos sus aspectos, por lo que evitarlo sería lo mejor, incluso para los fans incondicionales de "The Grudge".