RG
Roberto Giacomelli
•Bella ha dado a luz a Renesmee y para no morir en el parto fue transformada en vampiro por Edward. Ahora la chica está tratando de familiarizarse con sus nuevas habilidades y su hija crece de manera impresionante día tras día. Pero un problema amenaza la vida de los Cullen: los malvados Volturi están convencidos de que Renesmee es el fruto de la vampirización de una niña humana, algo prohibido por el código de los vampiros, y por eso están moviendo batalla a los Cullen con la intención de eliminar a la niña.
Caso más único que raro: "Breaking Dawn", cuarto capítulo de la saga de "Twilight" es al mismo tiempo el mejor y el peor de la tetralogía. La película, dividida en dos partes, tiene en efecto una parte 1 - estrenada el año pasado - definitivamente bien realizada y más madura en comparación con lo que hasta entonces esta saga nos había acostumbrado, pero una parte 2 simplemente desastrosa!
La novela de Stephenie Meyer de la que se adapta la película es un buen tomo de aproximadamente 700 páginas que, queriendo permanecer lo más literarios posible, puede justificar que se trasponga en dos películas. Al ver "Breaking Dawn – Parte 2" se tiene la sensación de que se trata de un simple espejismo para prolongar otro año y otra película el éxito millonario de esta saga. "Breaking Dawn – Parte 2" es el clásico caldo alargado, material narrativo escaso dilatado durante aproximadamente dos horas, con la consecuencia de que el aburrimiento reina soberano. La primera hora interminable está centrada en Bella que descubre sus poderes de vampiro, mientras que lo que queda está dedicado a la búsqueda de vampiros de todo el mundo que sirvan de testigos a Bella y Edward contra los Volturi.
Se nota, además, una sobreabundancia de personajes en este capítulo que perjudica la empatía con cualquiera de ellos. Uno de los defectos de la "Saga Twilight" ha sido precisamente la incapacidad de profundizar en los numerosos personajes secundarios recurrentes de capítulo en capítulo (la familia Cullen, el clan de los licántropos, los Volturi), centrándose únicamente en el triángulo Edward-Bella-Jacob. Si a esta falta se añaden la veintena de nuevos personajes introducidos en la última hora de "Breaking Dawn – Parte 2", se puede imaginar el efecto de masa informe que se ha creado.
Además, este último capítulo tiene el imperdonable defecto de resultar involuntariamente ridículo en más de una ocasión. La "Saga Twilight" siempre ha tenido esta tendencia al humor involuntario con personajes gratuitamente sin camisa, looks para vampiros y licántropos decididamente discutibles y frases de bombones Perugina metidas cada dos por tres, pero en "Breaking Dawn – Parte 2" se añade a todo esto la mala idea de mostrarnos a los vampiros como si se tratara de los X-Men. Los poderes que caracterizan a los vampiros dispersos por el mundo que describía Meyer en la novela se representan aquí visualmente como si estuviéramos frente a una película de la Marvel, con, por ejemplo, el tipo que tiene fuego en las manos (y controla los elementos) y la vampira que da fuertes sacudidas eléctricas con el tacto.
Para hundir aún más este último y esperado capítulo, hay una preocupante falta de cuidado general. Los efectos especiales son más mediocres de lo habitual (a diferencia de "Breaking Dawn – Parte 1" en la que había una impresionante transformación física de Bella) con un uso masivo de grosero green screen, trucos en CGI crudos y hasta el maquillaje de los vampiros tiene un mal efecto de cerón de teatro aquí donde debería simular la palidez de los no muertos. Y considerado el presupuesto de más de 130 millones de dólares no se entiende realmente cómo invirtieron todo ese dinero.
El único mérito de esta decepcionante conclusión son esos pocos minutos de batalla final que ven a nuestros héroes enfrentarse a los Volturi, con escenas incluso bastante violentas para los estándares de la saga. Lástima que esta única secuencia de acción sea arruinada por un recurso narrativo que hará comprensiblemente irritar a alguien.
Reparto de los habituales Robert Pattinson inexpresivo, un Taylor Lautner más marginal de lo habitual, un Michael Sheen excesivamente bufonesco y una Kristen Stewart ahora artísticamente crecida que domina por talento a todo el elenco. Guión flojo de la habitual Melissa Rosemberg, autora de los guiones de toda la saga, y dirección anónima de Bill Condon, que rodó la película back-to-back con "Breaking Dawn - Parte 1".
Normalmente, los capítulos finales de una saga deberían ser los más complejos, espectaculares y emocionantes, con "Twilight" ocurre lo contrario y "Breaking Dawn – Parte 2" echa por tierra las buenas premisas del capítulo anterior resultando prolijo, verboso, aburrido y con un cuidado formal por debajo de los niveles mínimos para una producción de alto presupuesto.
Los fans de la saga seguramente encontrarán algo bueno, pero si no se está "emocionalmente involucrado" por la franquicia y se acerca como simples espectadores que sin embargo conocen el tema, se quedará amargamente decepcionado por una película que perfectamente podría haberse condensado en los últimos minutos de "Breaking Dawn – parte 1".