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Emiliano Bertocchi
•Bella, una adolescente, vuelve a vivir con su padre en una pequeña ciudad de provincia estadounidense. En la escuela conoce a Edward, un chico misterioso que la atrae y la repulsa al mismo tiempo. Bella y Edward comienzan a frecuentarse, después de que él le salve la vida, la chica empieza a hacerse preguntas sobre la verdadera naturaleza de Edward, para descubrir que el chico del que se está enamorando en realidad es un vampiro.
El vampirismo es un tema que la literatura y el cine siempre han tratado con mucha atención. Quizás porque encierra varios aspectos importantes de la naturaleza humana. Las historias de vampiros alcanzan su punto máximo cuando superan sus límites de terror para transformarse en reflexiones profundas sobre nuestro ser. "Drácula de Bram Stoker" de Francis Ford Coppola es una maravillosa representación del amor eterno y utiliza los códigos del melodrama cinematográfico para poner en escena esta pasión que trasciende los océanos del tiempo. "The Addiction" de Abel Ferrara es un texto filosófico que parte de la asociación entre dependencia y vampirismo para luego buscar las raíces profundas del mal dentro del ser humano.
"Crepúsculo" también, gracias a su matriz literaria (las novelas de Stephenie Meyer), parece preferir una lectura transversal del tema del vampirismo para mostrar los problemas de las relaciones adolescentes, pero también su fuerza, la inocencia y la pasión, el deseo y el miedo. En esta óptica debe verse el nacimiento del amor entre Bella y Edward y toda la serie de mecanismos emocionales que se activan entre dos adolescentes cuando descubren que se gustan. El director siempre está atento a las reacciones de los dos protagonistas y prefiere el uso del primer plano para capturar las sutilezas de sus rostros. Leves movimientos de los labios, sombras y luces en los ojos y el magnífico rostro de Kristen Stewart (ya vista en "Into the Wild") que se convierte en un universo expresivo de belleza e intensidad extraordinarias.
La aparente distancia que Edward manifiesta al principio hacia Bella es aún más incisiva si se ve dentro de las dinámicas de una historia de amor, porque demuestra cuán necesaria es la distancia para entender la necesidad de tener a la persona amada a su lado y en esta continua dialéctica entre perderse y encontrarse, entre rendirse y seguir luchando, se revela la presencia de un romanticismo indeleble, el verdadero motor de las acciones de los protagonistas.
El amor eterno es una de las otras características de las historias de vampiros, pero también es una de las promesas más hermosas que los chicos y las chicas puedan hacerse. Como todos los presentes en la sala, que aún se emocionan al ver un beso o una mirada. Y es justo que sigan haciéndolo, creyendo en el amor. Real cuanto imaginario.