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BLACK PHONE 2

2025 US
octubre 15, 2025

La película Black Phone 2 (2025) es una secuela ambientada en 1982, cuatro años después de que Finney Blake lograra matar al secuestrador y asesino en serie conocido como "The Grabber". Finney, ahora marcado por el trauma, junto a su hermana menor Gwen, que tiene habilidades psíquicas, comienzan a tener visiones relacionadas con asesinatos ocurridos en un campamento cristiano en las Montañas Rocosas. Decididos a descubrir la verdad, viajan junto con Ernesto, un amigo, al campamento donde trabajó su madre, que también tenía dones psíquicos y fue víctima del asesino.

Directores

Scott Derrickson

Reparto

Ethan Hawke, Mason Thames, Madeleine McGraw, Demián Bichir, Miguel Mora, Jeremy Davies, Arianna Rivas, Maev Beaty, Graham Abbey, James Ransone
Terror Suspense
HMDB

RESEÑAS (1)

FM

Francesco Mirabelli

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Con Black Phone 2, Derrickson expande el mundo de la primera película, tomando riesgos y alejándose bastante del prototipo original. La historia transcurre en 1982, algunos años después de los eventos originales: Finney (Mason Thames) no puede dejar de pensar en su desventura en el sótano del psicópata conocido como Rapace y trata de rehacer su vida junto a su hermana Gwen (nuevamente interpretada por Madeleine McGraw), quien sigue teniendo inquietantes visiones nocturnas. Su aparente tranquilidad se rompe cuando Gwen descubre que sus nuevas visiones están relacionadas con su madre, quien se suicidó cuando eran niños, y con un campamento de verano en el Medio Oeste, donde la mujer había trabajado como instructora. Gwen, Finn y su amigo Ernesto deciden aventurarse hacia Alpine Lake, cerca de un lago helado, donde la temporada vacacional se ha pospuesto debido a una violenta tormenta de nieve. En este lugar, poblado por fantasmas del pasado, parece guardarse la verdad sobre Rapace. Black Phone 2 comienza con paso lento y vacilante. Derrickson tarda casi una hora en hacer que la historia cobre vida, dedicando demasiado tiempo a secuencias oníricas repetitivas y momentos centrados en los sueños de Gwen. Sin embargo, esos sueños no son simples rellenos; visualmente son muy sugerentes y remiten directamente a los super8 malditos de Sinister, otro clásico del director. Derrickson tiene una rara capacidad para infundir terror con imágenes: su horror está hecho de sugestiones visuales, juegos de luces y encuadres estudiados que inquietan más que cualquier "jump scare". Solo que, en Black Phone 2, este talento se diluye en una duración excesiva (casi dos horas) que habría mejorado con un montaje más ajustado. Cuando la película por fin acelera, en la segunda mitad, Black Phone 2 se convierte en un concentrado de horror puro. Aquí Derrickson se divierte mezclando influencias de los grandes clásicos del género, especialmente la saga de A Nightmare On Elm Street y Viernes 13. De la primera toma la idea de una entidad que actúa a través de los sueños: Rapace es una variante de Freddy Krueger, una sombra que observa, persigue y mata moviéndose entre el sueño y la vigilia. De Viernes 13 recupera el escenario del campamento, los instructores sospechosos y el lago —aquí helado y espectral— que sirve como escenario para el desenlace. Incluso los movimientos de Rapace recuerdan a Jason Voorhees, con una marcha pesada y amenazante y un hacha siempre lista para atacar. El nuevo aspecto de Rapace es aterrador y sugerente: ya no es solo un asesino enmascarado, sino una criatura sobrenatural con rasgos casi animales, una mezcla entre demonio (la máscara siempre lo dejaba claro) y espectro. La decisión de hacerlo menos humano y más simbólico funciona y le devuelve a su imagen esa dimensión icónica que lo convierte en un perfecto hombre del saco. En cuanto al reparto, Derrickson confirma su atención por los actores jóvenes. Madeleine McGraw, quien en la primera película era coprotagonista, aquí se convierte en el verdadero eje emocional de la historia. Lleva el peso de la película con naturalidad y aporta credibilidad a los momentos más visionarios, logrando equilibrar fragilidad y determinación. A su lado regresa Mason Thames, visto recientemente en Dragon Trainer, quien aporta a su personaje mayor seguridad y coraje. También vuelven Jeremy Davis como el padre y, por supuesto, Ethan Hawke tras la máscara del demoníaco Rapace. El último acto, ambientado en el lago helado, es antológico: tensión perfectamente calibrada, impacto visual extraordinario y un crescendo que culmina en una secuencia que une suspense, diversión sangrienta y un gran gusto por lo visionario. Es aquí donde Black Phone 2 alcanza su mejor forma, recordando por qué Derrickson es uno de los pocos directores mainstream capaces de construir horror con la lógica del cine indie. Lástima que la película llegue a este punto después de una primera hora lastrada por redundancias narrativas. Si hubiera recortado la parte introductoria y hecho el desarrollo más ágil, Black Phone 2 podría haberse convertido en un pequeño clásico del terror contemporáneo. Tal como está, queda como una secuela eficaz, visualmente rica y coherente en espíritu, pero algo desequilibrada entre ambición y medida, y en todo caso inferior a la primera entrega.

Tráiler