RG
Roberto Giacomelli
•Montañas de Virginia Occidental. En 1974, los pacientes del sanatorio Glenville logran liberarse y, bajo la guía de tres hermanos deformes y caníbales, cometen una masacre entre los médicos y el personal de la institución.\n2003. Un grupo de amigos decide pasar un fin de semana en una cabaña en las montañas. Sobre sus motonieves, los jóvenes son sorprendidos por una ventisca de nieve que los obliga a detenerse en el sanatorio Glenville para pasar la noche, edificio ahora en desuso desde hace casi 30 años. Después de las primeras horas dedicadas a la fiesta, los jóvenes pronto tendrán que enfrentarse a los dueños de la casa, es decir, los tres hermanos caníbales, antiguos pacientes ahora crecidos y hambrientos.\n\nLos mutantes caníbales de Virginia Occidental han regresado, más desatados que nunca en "Wrong Turn 4 - La montaña de los locos", precuela de la saga slasher-splatter inaugurada en 2003 con la película dirigida por Rob Schmidt y producida por el fallecido Stan Winston.\nLa buena película de Schmidt, de manera un poco inesperada, dio origen a una saga que no parece tener intención de detenerse y que ha encontrado un público estable en el video casero. La primera secuela, "Wrong Turn 2 - Sin salida" llega en 2007 y en una alegre fiesta del intestino fácil divierte y\nentretiene, aunque mostrando toda la pobreza de la producción y una carencia de ideas ya preocupante. Tercer capítulo en 2009, "Wrong Turn 3 - Giro mortal", y un pequeño paso atrás adicional (apenas, eh) para una saga que se mantiene sin embargo en niveles medios de entretenimiento de bajo costo. Ahora llega este cuarto capítulo que en realidad nos cuenta los orígenes de la familia de mutantes, una precuela que lleva la firma de Declan O'Brian, ya responsable de "Wrong Turn 3" y que, como era de esperar, mantiene esa situación de estancamiento cualitativo de la saga.\n"Wrong Turn 4 - La montaña de los locos" no es ni más ni menos lo que uno podría esperar y respeta los cánones de los dos capítulos anteriores: sangre, sexo y monstruos, en una fórmula slasher tan desgastada como ahora efectiva para los fanáticos.\nComencemos por los puntos a favor de la película.\nEl prólogo ambientado en 1974 (año tópico para el slasher rural ya que vio nacer "No abras esa puerta". ¿Será una casualidad?) no está nada mal. Nos muestran a los tres\nmutantes caníbales de la película de Rob Schmidt de niños y su furia homicida se desata en un sanatorio. Después de la fuga, sobre las notas de "Sobre el hermoso Danubio azul" de Strauss se desarrolla la masacre que recuerda otro prólogo, el de "El misterio de la casa en la colina", y prosigue fieramente sangriento entre "primeros" banquetes caníbales, electrochoques mortales y un desmembramiento splatterosísimo con alambre de púas. Buena la idea de retomar a los tres rednecks asesinos de la primera película, después del cambio en la segunda película y el parcial regreso en la tercera, con un look esta vez casi igual al del progenitor.\nPor supuesto, excelente la dosis de splatter y gore, que ha vuelto casi totalmente al buen camino de los trucos en vivo después del paso en falso de la gráfica por computadora en el capítulo 3. Entre decapitaciones, feroces apuñalamientos, perforaciones de torso con taladro de nieve y "pasada" con motonieve, el\napogeo se\naliza en la escena del banquete, con la víctima hecha pedazos y cocinada aún viva. Buena también la dosis necesaria de sexo, que esta vez se confía casi por completo a la pareja de lesbianas Tenika Davis y Kaitlyn Wong, que no escatiman en escenas calientes.\nBien, los elementos positivos terminan aquí y todo lo demás es casi desarmante.\nLo que primero salta a la vista del espectador es la idiotez con la que se han descrito y construido los personajes. Normalmente, los protagonistas "positivos" de las películas slasher no brillan por su inteligencia y en su mayoría son antipáticos y destinados al matadero. Pero en "Wrong Turn 4" se alcanzan cumbres inimaginables. Nueve personajes (demasiados para una película de este tipo) que además de ser todos iguales en el aspecto (las chicas son superguapas, los chicos son altos, musculosos y con el pelo a la moda) y en la caracterización, hacen y dicen tantas tonterías que hacen dudar de su salud mental. Para dar algunos ejemplos: afuera hay la ventisca de nieve, están en un lugar amplio y no calefaccionado y se quejan del frío... pero qué hacen? ¡Se van obviamente a pasear sin camisa o en camiseta! Luego, han logrado capturar después de mil peripecias a los tres monstruos y el "duro" que se ofrece a vigilarlos después de dos minutos qué hace? ¡Se duerme! O, los supervivientes logran escapar del sanatorio y mientras huyen en la nieve intentando despistar a los monstruos uno de ellos dice: "¡He perdido el hierro de la chimenea, tengo que volver atrás a buscarlo!". Es decir, están a un paso de la salvación con los malos pisándoles los talones y piensan en ir a buscar algo en la nieve un arma inútil. Habría más que añadir pero me detengo aquí, la idea queda clara.\nGolpe en la nuca merecido para Declan O'Brian, por lo tanto, que además de dirigir escribe la película en total aproximación, demostrando que "Wrong Turn 4" se realizó apresuradamente con la única idea de hacer una precuela y superarse en cuanto a splatter.\nK.O. también en cuanto a las ubicaciones, ya que de los bosques sugerentes se pasa a un anónimo hospital psiquiátrico como mil otros slasher. La intención de variar la ubicación es apreciable (además, ambientando todo en el período invernal con la nieve!) pero los lugares no se han aprovechado adecuadamente y el mismo sanatorio, tan irrealmente limpio y ordenado después de 30 años de hipotético desuso, no inquieta ni un poquito.\nEn resumen, entre altos y bajos previsibles, "Wrong Turn 4 - La montaña de los locos" se deja ver y olvidar con toda tranquilidad. Sopa para los fanáticos del splatter (y de la saga en cuestión), pan mojado para los demás.