Nos muestra un equipo de cazadores de fantasmas en un show televisivo que ruedan un episodio dentro del abandonado hospital psiquiátrico Collingwood, donde durante años se han informado de fenómenos inexplicables. Cualquier cosa en nombre de la televisión vale, así que se encierran durante una noche dentro del lugar. Pero no tardarán en darse cuenta de que el edificio está más que maldito, está vivo, y no tiene la menor intención de dejarles salir de allí con vida. Se encuentran sumidos en un laberinto de pasillos interminables y aterrorizados por los fantasmas de antiguos pacientes. No tardarán en cuestionarse su propia cordura, descubriendo la verdad que esconde el oscuro hospital y grabando lo que será su último episodio.
Directores
Colin Minihan, Stuart Ortiz
Reparto
Sean Rogerson, Ashleigh Gryzko, Merwin Mondesir, Mackenzie Gray, Juan Riedinger, Arthur Corber, Luis Javier, Shawn Macdonald, Bob Rathie, Benjamin Wilkinson
HorrorThriller
RESEÑAS
(1)
RG
Roberto Giacomelli
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Lance Preston es el rostro de ESP - Fenómenos paranormales, un programa de televisión de éxito que tiene como objetivo hacer del espectador el protagonista de experiencias paranormales. Para ello, Lance y sus colaboradores se dirigen a lugares notoriamente infestados por presencias paranormales y documentan todo a través de sus cámaras. Para el cuarto episodio de ESP, Lance y su equipo se dirigen al antiguo hospital psiquiátrico de Collingwood, abandonado durante años y escenario en el pasado de atroces muertes. Los valientes periodistas se hacen encerrar con llave en el hospital durante toda una noche, solo el custodio irá a quitar los candados por la mañana siguiente. Cuando en 1999 "The Blair Witch Project" debutó en los cines de todo el mundo con una campaña publicitaria que haría palidecer a cualquier película actual de Michael Bay, muchos quedaron decepcionados, gritaron al escándalo, al engaño mediático de quienes habían querido hacer pasar estiércol seco por un delicioso chocolate relleno de crema de café. "The Blair Witch Project" puede gustar o no, pero en su época fue sin duda una película que tomaba por sorpresa, dejaba desorientados, pero con el tiempo incluso sus detractores más acérrimos deben admitir la importancia innovadora y que ha representado para el género de terror. De hecho, a distancia de 12 años, se sigue replicando, imitando, citando la obra de Daniel Myrick y Eduardo Sanchez que de hecho, aunque no lo inventaron, llevaron a la notoriedad el lenguaje del mockumentary. Hoy los Vicious Brothers (Stuart y Colin Vicious en el registro civil) proponen precisamente una película al estilo Blair Witch, con las debidas similitudes con "[Rec]" (o "Cuarentena", vista la nacionalidad de la obra) y la actualización de los tiempos con un masivo uso de efectos visuales. El resultado es "ESP - Fenómenos paranormales" ("Grave Encounters", en el original), un mockumentary que parte del expediente del "found footage" (es decir, del material encontrado) para llevar a la pantalla una película de terror sin muchos adornos, que va directo al grano y se presenta como un espectáculo de terror lleno de sustos, monstruos y efectos especiales. Visto desde este punto de vista, "ESP - Fenómenos paranormales" puede resultar sin duda un agradable exponente de su género, en la medida en que busca eliminar los tiempos muertos y el minimalismo de celebrados exponentes, como el ya citado "The Blair Witch Project" y "Paranormal Activity", apostando por el espectáculo puro. Sin embargo, al hacerlo, todas las hipotéticas pretensiones de realismo que pueden tener productos de este tipo se van al garete, tanto que en una película como "ESP" pedirle al espectador que crea que lo mostrado en la pantalla es el relato de hechos realmente ocurridos es algo realmente arduo, si no imposible. Pero a los Vicious Brothers aparentemente no les interesa el realismo y quizá se dejen llevar demasiado, cayendo en un par de escenas en exceso de "kitsch". Precisamente por esta su propensión al exceso y al susto fácil "ESP" divierte, aparece como un juego al que se invita al espectador a participar. Por lo tanto, fantasmas que distorsionan repentinamente los rasgos de su rostro, palabras grabadas a sangre en el cuerpo de los protagonistas, brazos que salen de la nada y sangre, precisamente lo que uno esperaría de una película americana de fantasmas pero no de un mockumentary. Más allá de algunas escenas particularmente acertadas que tienen como protagonistas fantasmas furiosos y bañeras llenas de sangre, lo que impacta de "ESP" es la voluntad y el éxito de hacer protagonista de la historia la ubicación, es decir, el hospital de Collingwood. El hospital está vivo, no hay que dar vueltas, cambia de forma, desorienta e induce a la locura transformándose en una verdadera prisión surrealista con pasillos infinitos, paredes que salen de la nada y salidas que se convierten en entradas. Parte del éxito de esta película reside precisamente en la ubicación acertada y su valorización. Hay cosas en "ESP" que sin embargo no satisfacen tanto, comenzando por un estilo de televisión real que a veces parece incluso equivocado. En algunos puntos, como al principio donde se introduce el material encontrado con una entrevista, la cámara temblorosa y los zooms utilizados sin criterio no están en absoluto justificados y lo mismo ocurre más tarde, siempre durante entrevistas antes de que los protagonistas se hagan encerrar en el hospital. Es decir, en casos como esos, en los que se entrevista a alguien que está quieto frente al objetivo, en general se usa un trípode y de cierto no se va a manipular el zoom para no dificultar el trabajo del editor. Pero esto los Vicious parece que no lo saben y colocan simulaciones de cámara en mano y movimientos bruscos incluso donde no hay necesidad. También el final de la película deja un poco que desear...y por final me refiero precisamente al cierre, con un clímax continuamente anunciado y siempre pospuesto que en el momento en que realmente llega parece luego demasiado breve y poco enfático. "ESP" es cine usa y tira, seguramente no se recordará en el futuro, pero en el aquí y ahora divierte, sabe entretener y se propone como una mirada diferente al género del mockumentary, más orientado al género puro, sin tiempos muertos y caídas de ritmo. Y en un género hoy inflado como este ya es un buen mérito. Retiren media calabaza al voto final.