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Roberto Giacomelli
•Un blog llamado «Cose cattive» ha abierto un concurso en el que se pide a los usuarios que suban vídeos en los que realizan actos reprobables. Aquellos que reciban más votos ganarán y serán convocados por el Maestro, misterioso curador del blog, para recoger un premio. Son cuatro los que ganan el concurso de «Cose cattive»: Nina, que ha tragado una tenia, Nick, que ha prendido fuego a un sin techo, Cristian, que con sus dotes de hacker ha hecho arrestar por pedofilia a un conocido inocente, y Julia, que se ha hecho practicar sexo oral por una chica con problemas mentales. Los cuatro ganadores han sido convocados en una casa situada en un pueblecito del norte de Italia, pero pronto se darán cuenta de que forman parte de un juego mucho más grande y peligroso de lo que esperaban.
¿Cuántas veces hemos leído en las páginas de sucesos de bromas pesadas o, peor aún, de delitos cuyos vídeos han acabado luego en la web o habrían debido acabar allí según las intenciones de los responsables? Pues, noticias del día a día, con vídeos de maltratos y maldades a cosas y personas subidos deliberadamente a Internet y luego compartidos en las redes sociales como forma de jactancia. En una sociedad hiperconectada como la nuestra, es el lado oscuro de la moneda, el precio a pagar por disfrutar de las comodidades de la red, que inevitablemente está al alcance también de las manzanas podridas de la sociedad. La película «Evil Things » «Cose cattive», ópera prima como director del actor Simone Gandolfo («R.I.S. » «Delitti imperfetti»), parte de este presupuesto desarrollando en torno al tema de los «user generated contents» de naturaleza incorrecta un horror que aspira a imponerse en el mercado internacional.
Los presupuestos son loables y el tema es también bastante innovador, pena que la película no esté absolutamente a la altura de las expectativas y se vea arruinada por un guión torpe, ritmo inexistente y « increíblemente » por un preocupante halo de ya visto que impregna toda la obra.
«Evil Things» es el debut productivo de Inside, casa de producción fundada por el actor Luca Argentero, que, con poco más de 100.000 euros, decide apostar por el horror como género exportable. Suposición inteligente, visto el consenso que estos films tienen generalmente en el extranjero a diferencia de los «habituales» géneros practicados en Italia, solo que «Evil Things» llega tarde, mostrándose como un clon fuera de tiempo del torture-porn de «Saw». Los tipos de personajes, las mecánicas comportamentales entre ellos, el asesino moralista, su forma de actuar e interactuar con las víctimas, su forma de manifestarse y de comunicarse, así como las trampas/torturas que pone en marcha, son todas cosas tomadas directamente de la larga saga del Enigmista, sin ningún tipo de innovación. La idea nueva está justo en el uso de la web y en la elección de los personajes de dirigirse voluntariamente a su verdugo… eso es todo, por lo demás el mismo torture porn trillado y repetido como hemos visto a montones en estos últimos diez años. Es más, a diferencia del torture porn canónico, aquí se es incluso demasiado casta en cuanto a violencia, dejando las «cose cattive» todas fuera de campo. Está también el público «sobrevolado» del blog que sigue en directo las fechorías del imprudente Maestro, igual que ocurría en el proto-torture porn y precursor de todos los reality horrors modernos «My Little Eye».
Pero más allá de la total falta de originalidad, «Evil Things» sufre también de un guión « escrito por el mismo Gandolfo junto a Debora Alessi « que cuenta personajes banales que dicen y hacen cosas banales. Para la serie, los protagonistas son malos chicos? Bien, se comportarán como malos chicos desde el principio hasta el final, mostrando competencia y antipatías mutuas, incluso en los momentos de peligro en los que cualquiera habría al menos colaborado contra el mal común.
Luego no está claro el elemento rural y la focalización en el contexto de pueblo, ya que parece que en el pueblo cualquiera está escondiendo un secreto y está más bien poblado de locos. Solo que este elemento, introducido más de una vez, nunca se desarrolla, dejando al espectador la duda de qué habrían querido decir los autores al respecto.
Predecible el identidad del Maestro que se oculta tras una (bonita) máscara, que sin embargo deja adivinar torpemente la fisonomía del actor que la lleva, anulando lo que para el espectador debería ser una de las sorpresas finales.
La dirección de Gandolfo es moderna y viva, apoyada también por una elección fotográfica virada en gris sin duda acertada. Desafortunadamente, a la película le falta, sin embargo, un verdadero ritmo narrativo, con la consecuencia de que resulta también un poco aburrida y la duración parece mucho más larga de los efectivos 95 minutos.
Buena la aportación de los actores, todos bastante convincentes, en particular Jennifer Mischiati y la nueva scream queen italiana Marta Gastini, ya vista en «Il Rito» y en «Dracula» de Dario Argento, aquí comprometida en el papel de la protagonista Nina.
Final poco convincente con escena adicional después de los créditos que resulta incomprensible y ridícula.