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Alessia Gasparella
•Tres personajes en tres lugares y tiempos diferentes componen la historia de Ensueños de un Paseante Solitario. Theo, estudiante de filosofía, que se encuentra con un libro misterioso del que se obsesiona; Jean Jacques Renou, el propio autor del libro en medio de su creación y en guerra con sus demonios; y un niño pequeño en el bosque persiguiendo a un anciano, personajes ambos de la obra de Renou. Por lo tanto, tres planos diferentes, realizados con técnicas diferentes, unidos por el mismo libro y el deseo de libertad de las opresiones que los personajes buscan en sus propias realidades.
La película Ensueños de un Paseante Solitario de Paolo Gaudio ya había sido mencionada en nuestras páginas como ganadora de dos premios en la última edición del TOHorror Film Fest de Turín (mejor película y mejor inventiva artesanal) y ahora volvemos a hablar de ella con una reseña más detallada vista la inminente salida en las salas cinematográficas italianas. La obra de Gaudio se desarrolla en tres planos narrativos independientes caracterizados cada uno por una técnica diferente (stop-motion, animación de marionetas, acción real). Los tres personajes, cuyas historias vemos entrelazarse con la alternancia de estas tres historias paralelas, están unidos por un libro misterioso, un libro incompleto.
Matteo, estudiante de literatura, se obsesiona con él y descubre que las recetas mágicas descritas en las páginas son verdaderas y realmente funcionales. Jean Jacques Renou, el autor del libro, también está obsesionado no solo con la realización misma del libro sino también con el gran sacrificio que este trabajo le ha costado, es decir, su relación con su muy amada esposa. Finalmente, vemos a un joven protagonista de la parte en stop-motion, que no es otro que el personaje mismo de Renou, el protagonista de su recetario fantástico. Los tres no se encuentran, no interactúan entre sí, pero siempre están unidos por un destino común, por el sentido de fracaso e incompletud de sus propias vidas. Matteo que intenta sacudirse las estigmas dejadas por los traumas infantiles y que decide centrar su tesis universitaria precisamente en las historias incompletas de varios autores quedando sin embargo así estrechamente vinculado a su infancia,
Jean Jacques que lucha contra sus propios demonios que le impiden realizar su trabajo y el joven niño y su reacio anciano maestro que no logrará transmitirle todos sus conocimientos.
Ya se ha dicho demasiado, Ensueños de un Paseante Solitario es una película más fácil de ver que de contar y ninguna descripción podrá hacerle justicia. Es, de hecho, una película realizada con cuidado en cada detalle y Gaudio ha tenido que superar no pocos obstáculos para poder terminarla. El proyecto, de hecho, comenzó hace más de cinco años, pero las necesidades económicas permitieron al director terminarlo solo recientemente. Ciertamente valió la pena visto los numerosos premios que está cosechando en todo el mundo (Gran Premio de la Samaine du cinéma fantastique de Niza, Gran Premio en el Future Film Festival de Bolonia, Mejores efectos especiales en el FKM de Coruna y muchos otros). Los premios por los efectos especiales están más que merecidos.
Hace años que no se veía tal calidad en Italia, nada de CGI barato, sino técnicas de animación variadas y todas realizadas con extrema atención y competencia. Cada plano está estudiado al detalle, nada se deja al azar y cada secuencia transmite claramente al espectador el amor y la pasión del director. Gaudio logra llevar a la pantalla una obra imposible de etiquetar, un trabajo poético y fantástico como nunca se había visto en Italia, de una delicadeza y dulzura únicas que conquistan al espectador. Calurosamente recomendado.
Pequeña curiosidad: el libro Ensueños del Paseante Solitario realmente existió, obra incompleta de Jean Jacques Rousseau, obra introspectiva que redescubre la felicidad y los valores humanos a través del vínculo con la naturaleza representado precisamente por los paseos del autor.
